Humillación. |
Hoy
por la mañana platicaba con unos amigos contemporáneos durante un desayuno y
comentábamos sobre una noticia un tanto deprimente relacionada a las vejaciones
que sufrieron profesores en Comitán de Domínguez, por parte integrante de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, a seis profesores, entre
ellos dos mujeres, fueron rapados y obligados a caminar descalzos, cuando
estaban en plena actividad de sus funciones, sufriendo con ello la humillación
y burla del público en general.
Durante
nuestra charla de café hicimos una remembranza de las fechas en que cursamos
esos niveles de primaria, coincidiendo que nuestros profesores siempre se
distinguieron como personas muy respetadas, que merecían nuestro respeto porque
los veíamos con admiración de personas preparadas y muchos conocimientos de las
clases que nos impartían. Y siempre fueron respetados por autoridades, padres
de familia y público en general.
Yo
en lo personal puedo recordar a mis tres maestras de los primeros años que
fueron mujeres y cursé esos años en escuela mixta y los tres siguientes que
fueron hombres en escuela para varones y todos ellos en escuelas del gobierno.
Sobre todo los dos últimos años de quinto y sexto año, siempre llegaron con una
presencia agradable, traje, corbata y en aquellas fechas nos dejaron al grupo
un buen recuerdo y un ejemplo a seguir en puntualidad y eficiencia para toda la
vida.
Yo
no puedo hacer comparaciones con los profesores actuales por haber sido épocas
diferentes pero cuando veo los noticieros que presentan a los profesores de
primaria actuales, protestando en las calles de nuestras ciudades, cometiendo
barbaridades, tirados en el piso sin ningún respeto a los transeúntes y con una
presencia poco recomendable como “maestros”;
dejan mucho a la imaginación sobre los conocimientos y actitudes que pueden transmitir
a sus alumnos.
Lo
que llama mucho la atención es que ninguna autoridad haya ejercido sus
funciones para corregir estas anomalías, sobre todo castigar la humillación que
han cometido a personas mayores que su única falta ha sido cumplir con su deber
y se permite que otras personas agrupadas en forma descontrolada, puedan
realizar plantones sin que sean molestados cuando cometen toda clase de ofensas
y humillaciones en perjuicio de terceros.
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