En
mis varios años de actividad en diferentes lugares de trabajo, pude conocer
varias gentes que acudían diariamente a su lugar de empleo y siempre se
quejaban de que no les gustaba la tarea que desempañaban por ser la misma
rutina diaria a desempeñar. Lo sorprendente es que varios tenían 15 años o más
de hacer lo mismo y de estar renegando contra todo. El trabajo nos sirve para
mantener el cuerpo, el alma y la familia unida, el sentido de cada día y el
reconocimiento tan necesario, como la satisfacción que nos causa desempeñar una
actividad para la que nos hemos capacitado.
Considero
que todos buscamos una vocación no un empleo. Una gran mayoría de personas,
como puede ser el caso de un trabajador de producción, tiene un empleo que le
queda pequeño a nuestro espíritu. En general los empleos no son lo bastante
grandes para las personas. Pero trabajar es crucial ; “Todos necesitamos ganarnos la vida”. Esta situación cada día se
complica porque cada día es más difícil en el clima de incertidumbre que reina
en la época actual.
Existen
muchos investigadores que han ofrecido consejos similares para ayudar a la
gente, aunque cada persona ha expresado sus
sentimientos de forma distinta en lo que más le conviene. Esto se debe a que
cuando trabajamos, estamos buscando una forma de vida, más que una forma de
morir de lunes a viernes. John D. Rockefeller creía que la capacidad de amasar
dinero era solo un don de Dios, lo que en otras palabras no es más que otra
forma de decir “ Haz lo que te gusta y el
dinero vendrá por sí solo”.,
Muchas
veces dudamos que así suceda y nos preguntamos ¿Será eso cierto? Es posible que sí, pero no de esa manera; en
principio el dinero no se podrá obtener en forma rápida, sobre todo al
principio. En segundo lugar el dinero no llegará de fuentes inesperadas. Pero
sí llegará, y he aquí porqué. Cuando
empiezas a seguir tu auténtico camino, estás utilizando los dones que el
Espíritu espera que utilices, o sea que estás cumpliendo tu parte del pacto. El
Espíritu se ha comprometido a asegurarse de que dispones de todo lo necesario
para ser feliz.
Esta
alternativa incluye tus comodidades. El espíritu sabe que la moneda de cambio
que utiliza es el dinero. Y la moneda
de cambio en el cielo es el milagro. Hacer
lo que te gusta no tiene nada que ver con el dinero sino con lo milagroso. En
cuanto comprendas que debes pedir milagros y no dinero empezarás a experimentar
el bienestar. Tal vez tengas que hacer algunos rodeos para llegar a conseguir
lo que deseas.
A
los creyentes se les insta a buscar el Cielo antes que ninguna otra cosa.
¿Podría el Reino de los Cielos ser una vida auténtica? Yo creo que sí. Porque,
en cuanto encuentras tu auténtico camino y lo sigues, o sea cuando realizas lo
que verdaderamente te gusta, las demás piezas que integran el cuadro, empiezan
a encajar: las relaciones, el trabajo, las oportunidades, el dinero y
finalmente lo que más importa: la
familia.
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