Antes
de algún comentario quiero agradecer las llamadas y mensajes que recibí de mis sobrinas,
sobrinos y algunos amigos queridos el domingo anterior con motivo del día del Padre. Aparte del día
que pasé acompañado de mis hijos Daniel y Rafael, así como toda la familia que
me permitieron pasar un día de lujo acompañado de mi nieto Alex y Aida y demás
familia que amablemente estuvieron con mi esposa Tere y yo, en un día
maravilloso.
Me
sorprendió que en los últimos años ha sido cada vez más renombrada esta fecha
como un éxito de los comerciantes que hace todo lo necesario para que la gente
compre regalos y llene los lugares públicos como restaurantes, bares y otros
centros de diversión, donde ven con éxito el resultado de sus esfuerzos para
aumentar sus ventas.
Según
información de INEGI se considera que el 71% de matrimonios viven en pareja, ya
que el 29 % se les considera como divorciados o viudos, lo que promueve que
existan muchos hogares con madres solteras o padres solteros haciéndose cargo
de los hijos. Actualmente se ha dado el caso que el padre y la madre de familia
trabajan y por lo mismo los hijos quedan a cargo de una nueva institución que
es la abuela, y por lo mismo los hijos crecen sin la guía de sus padres,
convirtiéndose una situación con muchas libertades.
No
soy dado a pensar en que existen tiempos mejores, pero en mis años de recién
casado las cosas fueron diferentes y tal vez esa es la razón de que los hijos
crecían bajo la tutela de los padres y había oportunidad de orientarlos mejor y
conseguir los resultados deseados, al menos en nuestro caso como pareja.
Anteriormente,
la responsabilidad de los hijos se distribuía entre la mamá en casa con los
hijos y el papá atendiendo las responsabilidades externas para disponer de lo
suficiente para conseguir mejores resultados en la conducción de los hijos
hasta lograr óptimos logros que dieron como respuesta obtener mejor éxito en su
la formación de los niños.
En
esas condiciones tuvimos oportunidad de tener una comunicación permanente con
nuestros dos hijos, disponiendo tiempo suficiente para conocernos mejor desde
muy pequeños hasta la fecha. Ahora nos entendemos mejor, seguimos siendo
padres, pero el trato es como de buenos amigos.
No
hay nada más estimulante en nuestra vida que ser padre. Debemos dejar el timón
a nuestros hijos, para que manejen sus propias decisiones. Nuestra realidad
será dejarlos que ellos se hagan cargo de sí mismos, darles la oportunidad de ser
responsables y de que tomen sus propias decisiones, necesitan asumir
responsabilidades propias y no acostumbrarlos a que sus padres las asuman por
ellos, pueden aprender a confiar en sí mismos.
A
los hijos se debe darles seguridad interna, ese sentimiento de tener fe en que
serán capaces de desempeñarse en cualquier circunstancia y hacerles sentir la
confianza en sí mismos y la seguridad radica en ellos mismos que está basada en
sus conocimientos, experiencia y capacidades. Lo importante es hacerles sentir
que no deben confiar en nadie más que en lo que ellos mismos decidan.
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