Han
ocurrido tantas cosas en estas últimas fechas en nuestro país, que siempre permanecemos
inquietos y lo más desagradable es que hemos perdido la capacidad de asombro de lo terrible que son las noticias en los
medios, así como los comentaristas que nos informan lo que ocurre diariamente y
que muy pocas veces son noticias halagadoras que puedan causar algún momento
agradable y por esa misma situación, las preocupaciones son las que nos inquietan,
al grado que pensamos tantas cosas que de lo que nos enteramos es lo primero
que acude a nuestra mente.
Con
frecuencia la preocupación es una inquietud que nos quita mucho tiempo y con
frecuencia al hacerlo reaccionamos con intranquilidad y no podemos precisar que
es lo que nos aqueja y sin darnos cuenta lo que hacemos es escalar una espiral
que cuando nos damos cuenta nos pudo arruinar momentos agradables que pueden
ocupar un día entero y varias veces en perjuicio no solo para nosotros mismos,
como para aquellos que tenemos a nuestro alrededor.
En
esos casos lo mejor que se puede hacer si descubres que te estás preocupando
por algún asunto masivo y de actualidad que te conduce a una situación
frenética, párate. A continuación piensa mejor en todo aquello que te resulte
agradable y que te pueda transportar a momentos gratos. Puedes mantener una
conversación con tu “yo” interno para reflexionar en momentos actuales, y si no
te sientes a gusto puedes lograr comunicación con un ser querido, con un buen
amigo o con alguna persona que sientas confianza para comentar esta clase de
cosas que pueda ayudarte en estas circunstancias.
Es
muy difícil entender las cosas que están ocurriendo a nivel masivo y muchas
veces no podemos hacer nada para encontrar soluciones, debemos centrarnos
solamente en hacer de la mejor forma posible, los compromisos y obligaciones
que tenemos a nuestro cargo y cumpliendo con esas obligaciones estaremos
cumpliendo con nuestra parte para que las cosas logren un resultado
satisfactorio. Con pensamientos positivos, podemos canalizar una misteriosa
fuente de energía que puede contrarrestar situaciones negativas que nos
envuelven a nivel general y que nos quitan el sueño.
Una
de las razones por las que nos quitan el sueño y nuestros momentos gratos las
preocupaciones, es porque nos sentimos impotentes para controlar nuestro
futuro. Cuando llegamos a determinar en una situación de lo que pudiéramos
hacer si nos ocurriera algo terrible, la situación de desesperación empieza a
disminuir. Preocuparte por el futuro te quita mucho tiempo y te libera de
disfrutar debidamente el momento presente.
Es
muy posible que si dispones de alguna preocupación, intenta observar en qué
medida se encuentra tu intranquilidad y a qué grado llega tu desvelo, para que
digas para ti: “No quiero pensar en eso
ahora; ya lo pensaré mañana. A fin de cuentas mañana será otro día.”
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