De
acuerdo a las estadísticas actuales el promedio de vida se ha prolongado hasta
los 79 años de edad, lo que demuestra con facilidad, mucha gente puede llegar a
vivir 90 o llegar a 100 años de edad y eso en el caso de ser muy afortunados,
por lo que debemos vivir una vida completa en colaboración con los demás para
crear una sensación de amor, cooperación, aprecio y abundancia, a pesar del
resultado de nuestros esfuerzos.
Centremos
nuestra atención en la vida que es para disfrutarla, cuando nos concentramos en
obtener los objetivos que hemos establecido nosotros mismos, nos perdemos en la
amplitud de la riqueza en nuestro entorno. Estamos esperando que la finalidad
de nuestros proyectos, sueños y aspiraciones se vean cumplidos y esa sensación
nos lleva a una vida que resulta ser un cúmulo de aburrimiento en el que se
disfruta muy poco de nuestros momentos gratos. ¡Qué manera de desperdiciar
nuestra propia vida!
Con
ello no pretendo en sugerir que se tengan que suprimir esos sueños y
aspiraciones ya que todo eso incrementa cierta riqueza a nuestras aspiraciones
debido a la propia riqueza que agrega a nuestra vida, lo único que no podemos
depender de esos propósitos para conseguir nuestra felicidad. ¿Por qué posponer
una vida positiva o tranquila hasta haber alcanzado nuestras metas? ¿Por qué
esperar otro momento que tal vez más adelante no llegue? Si más adelante
logramos realizar alguno de esos proyectos, será un regalo que nos brinde la
vida.
Muchas
veces tenemos la duda de ¿Cómo puede ser una vida inmensa?. Estará formada por
muchos componentes que nosotros nos hemos propuesto y hemos conseguido; entre
ellos puedo citar algunos integrantes como son: nuestra profesión o actividad,
nuestra familia, los grupos de amigos, nuestras aficiones, el crecimiento y
desarrollo personal, nuestra aportación a la comunidad, la cooperación y
servicios que hayamos proporcionado a otras personas, nuestras relaciones, los
momentos que hemos disfrutado a solas y todo aquello que a nuestro juicio haya
contribuido a tener una vida plena.
Con
ello quiero decir que cuando nos centramos únicamente en la realización de
nuestros proyectos y objetivos, podemos considerar que disponemos de una
mentalidad pobre. Al centrarnos en llevar una vida día a día, dando la misma importancia
a todos los aspectos de la vida, nos daremos cuenta que ésta se convierte en algo grande y por ello estaremos percibiendo la
abundancia.
Dar
la misma importancia a todos nuestros momentos o sea que si nos mezclamos por
completo a realizar nuestras prioridades considerando que todo es importante,
estaremos dando un gran paso para producir una maravillosa transformación, por
ello conseguimos un crecimiento mejor de lo que habíamos imaginado al
considerar que nosotros somos de más valor que nuestras metas, sueños y
proyectos.
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