Hace
un año y precisamente en el mes de octubre, tuve oportunidad de compartir en mi
Blog la publicación de mi artículo “Adopta
una planta”, en donde hice mención que un poco por accidente llegó por
mediación de mi esposa quien al decorar mi baño, me dejó una maceta con una
guía de teléfono muy pequeña que sin ser amante de las plantas o en última
instancia jardinero, me acostumbré a
cuidarla, al grado que sirvió para escribir en esas fechas la recomendación al
lector, que si era de su agrado la idea, podría adoptar una planta y sobre todo
que se acostumbrara a cuidarla.
Después
de un año de conservación de la planta, estimo que me enseñó varias cosas que pude
apreciar por sus resultados. En principio consideré que le di su lugar como “mascota” sin tener que soportar un perro
o un gato a mi lado, en seguida aprendí a cuidarla como es el hecho de darle
cuidados de luz, aire suficiente, temperatura adecuada y cuidados suficientes
como es la provisión de agua dos veces por semana y lo que es más adecuado
cuando le hablaba y le decía que bonito estaba creciendo. Lo importante fue
acostumbrarme a verla todos los días en su maceta fija como una planta y me
daba la impresión que se había acostumbrado a que yo le cuidaba, por lo que observar
su crecimiento me proporcionó una oportunidad excelente para practicar el afecto incondicional a los demás.
¿Por
qué la práctica total de las tradiciones espirituales aboga por el afecto
incondicional? Me pude dar cuenta que el afecto
posee un enorme poder transformador. Hace sentir que el sentimiento hace nacer
efectos serenos tanto en quien lo da como en quien lo recibe. Aquí lo único que
di fueron cuidados y atención a su desarrollo; y como respuesta logre que su
desarrollo fuera sin prisas, al grado que el crecimiento de su guía alcanzó poco
más de tres metros con frondosas hojas todas ellas verdes y grandes, la planta
está preciosa, como si quisiera demostrar su agradecimiento al trato que le he
dado y creo que se siente distinguida y mal acostumbrada.
Ahora
en lo que a mí se refiere me he acostumbrado mucha a observarla diariamente. Yo
ya me acostumbré a verla y se puedo suponer
que en ocasiones hablo solo, pero la planta me ha escuchado silbar, cantar y en
ocasiones siento que me ha dado mucha tranquilidad así como sentir una paz
interior y en ocasiones me siento muy bien y muy centrado, considerando que
puedo ofrecer el mismo afecto a las personas que conviven conmigo y que
trabajan conmigo, como si la planta fuera con su silencio una maestra
maravillosa que me sirve de entrenamiento para mejorar mi comportamiento y
atender con más atención a otras personas que sin necesitar nada de ellas, se
puede dar ese buen trato, que sirve para acrecentar los lazos de afecto.
¿Te agradaría adoptar una planta? Puedes
elegir el lugar adecuado para tenerla, ya sea en un lugar interior o exterior
en donde tengas oportunidad de verla con frecuencia y de preferencia todos los
días. El tiempo que puedes dedicar a ella es mínimo en realidad, lo importante
es que la cuides y se acostumbre a ti, que te vea cercano a ella y la observes
con frecuencia, dándole trato preferente como una mascota que no te causa
problema alguno. Puedes hablarle y darle trato preferente y aunque te cueste
trabajo, obsérvala frecuentemente y ofrécele un trato preferente para que se
acostumbre a ti y te sientas correspondido.
Cuando
entregas este tipo de afecto, jamás te sientes agitado ni irritado, al
contrario, observarás que esa atención que tú estás dando, te tranquiliza mucho
y te hace sentir satisfecho de que estás cumpliendo un servicio. Practica este
tipo de cariño cada vez que le dediques tiempo a tu planta, al menos una vez al
día. Después de algún tiempo cuando observes su crecimiento, tanto si florece
como si no, serás capaz de extender tu afecto más allá de la planta. Al
advertir lo bien que te sientes cuando estás realizando una labor callada pero
constructiva y trata de considerar si puedes ofrecerle el mismo tipo de afecto
a las personas que conviven contigo.
Puedes
practicar el no necesitar que cambien su actitud o que sean diferentes para
recibir tu afecto. Quiérelas tal como son. El tiempo y el cuidado que dedicas a
tu planta, es un bálsamo fabuloso que te ayuda mucho en tu actitud y recibes un
entrenamiento fabuloso que te enseña el poder del cariño, lo importante es
cuando observes que la planta se acostumbra a ti y sientes la forma en que sin
darte cuenta su enseñanza te transforma y exalta en ti … el poder del cariño.
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