martes, 29 de octubre de 2013

RESPUESTA DE TENER UNA PLANTA.


Hace un año y precisamente en el mes de octubre, tuve oportunidad de compartir en mi Blog la publicación de mi artículo “Adopta una planta”, en donde hice mención que un poco por accidente llegó por mediación de mi esposa quien al decorar mi baño, me dejó una maceta con una guía de teléfono muy pequeña que sin ser amante de las plantas o en última instancia jardinero, me acostumbré a cuidarla, al grado que sirvió para escribir en esas fechas la recomendación al lector, que si era de su agrado la idea, podría adoptar una planta y sobre todo que se acostumbrara a cuidarla.

Después de un año de conservación de la planta, estimo que me enseñó varias cosas que pude apreciar por sus resultados. En principio consideré que le di su lugar como “mascota” sin tener que soportar un perro o un gato a mi lado, en seguida aprendí a cuidarla como es el hecho de darle cuidados de luz, aire suficiente, temperatura adecuada y cuidados suficientes como es la provisión de agua dos veces por semana y lo que es más adecuado cuando le hablaba y le decía que bonito estaba creciendo. Lo importante fue acostumbrarme a verla todos los días en su maceta fija como una planta y me daba la impresión que se había acostumbrado a que yo le cuidaba, por lo que observar su crecimiento me proporcionó una oportunidad excelente para practicar el afecto incondicional a los demás.

¿Por qué la práctica total de las tradiciones espirituales aboga por el afecto incondicional? Me pude dar cuenta que el afecto posee un enorme poder transformador. Hace sentir que el sentimiento hace nacer efectos serenos tanto en quien lo da como en quien lo recibe. Aquí lo único que di fueron cuidados y atención a su desarrollo; y como respuesta logre que su desarrollo fuera sin prisas, al grado que el crecimiento de su guía alcanzó poco más de tres metros con frondosas hojas todas ellas verdes y grandes, la planta está preciosa, como si quisiera demostrar su agradecimiento al trato que le he dado y creo que se siente distinguida y mal acostumbrada.

Ahora en lo que a mí se refiere me he acostumbrado mucha a observarla diariamente. Yo ya me acostumbré  a verla y se puedo suponer que en ocasiones hablo solo, pero la planta me ha escuchado silbar, cantar y en ocasiones siento que me ha dado mucha tranquilidad así como sentir una paz interior y en ocasiones me siento muy bien y muy centrado, considerando que puedo ofrecer el mismo afecto a las personas que conviven conmigo y que trabajan conmigo, como si la planta fuera con su silencio una maestra maravillosa que me sirve de entrenamiento para mejorar mi comportamiento y atender con más atención a otras personas que sin necesitar nada de ellas, se puede dar ese buen trato, que sirve para acrecentar los lazos de afecto.

¿Te agradaría adoptar una planta? Puedes elegir el lugar adecuado para tenerla, ya sea en un lugar interior o exterior en donde tengas oportunidad de verla con frecuencia y de preferencia todos los días. El tiempo que puedes dedicar a ella es mínimo en realidad, lo importante es que la cuides y se acostumbre a ti, que te vea cercano a ella y la observes con frecuencia, dándole trato preferente como una mascota que no te causa problema alguno. Puedes hablarle y darle trato preferente y aunque te cueste trabajo, obsérvala frecuentemente y ofrécele un trato preferente para que se acostumbre a ti y te sientas correspondido.

Cuando entregas este tipo de afecto, jamás te sientes agitado ni irritado, al contrario, observarás que esa atención que tú estás dando, te tranquiliza mucho y te hace sentir satisfecho de que estás cumpliendo un servicio. Practica este tipo de cariño cada vez que le dediques tiempo a tu planta, al menos una vez al día. Después de algún tiempo cuando observes su crecimiento, tanto si florece como si no, serás capaz de extender tu afecto más allá de la planta. Al advertir lo bien que te sientes cuando estás realizando una labor callada pero constructiva y trata de considerar si puedes ofrecerle el mismo tipo de afecto a las personas que conviven contigo.

Puedes practicar el no necesitar que cambien su actitud o que sean diferentes para recibir tu afecto. Quiérelas tal como son. El tiempo y el cuidado que dedicas a tu planta, es un bálsamo fabuloso que te ayuda mucho en tu actitud y recibes un entrenamiento fabuloso que te enseña el poder del cariño, lo importante es cuando observes que la planta se acostumbra a ti y sientes la forma en que sin darte cuenta su enseñanza te transforma y exalta en ti … el poder del cariño.

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