Casi
todos deseamos que siempre nos vaya bien y no tener momentos desagradables en
la vida, pero las cosas no pueden ser así, ni siquiera la persona más feliz
sobre la tierra, llega a ser feliz porque todas las cosas que hace le salen
bien; es muy posible que a esa clase de gente también le llegan a ocurrir
momentos ingratos y decepcionantes que le causen enojo y situaciones incómodas.
Se puede asegurar que la diferencia entre una persona feliz y otra que se
considere desdichada, no estriba en la frecuencia en que le ocurren momentos
enojosos ni tampoco a la profundidad en que llegan sus incómodas sensaciones.
Conozco
varias personas que cuando sienten que están pasando sus malas rachas, desean que
no sigan ocurriendo esos momentos y sobre todo quieren evitar la depresión que
están pasando, dedican toda su fortaleza a dar por terminado ese hundimiento
por el que atraviesan, se aplican a
atender sus problemas y se dedican a trabajar para combatir esos períodos de
angustia. Se proyectan para combatir esos malos momentos que cada día se
alargan más y tratan de aclarar qué es lo que está mal para aplicar las medidas
correctivas. Consideran que haciendo frente a esa situación, saldrán más rápido
del barranco en que se encuentran.
Caso
contrario, surge el caso de aquellas personas que llevan una vida tranquila,
que manejan sus asuntos con tranquilidad y que cuando se sienten bien, se
muestran muy agradecidas a la vida y que sobre todo reaccionan en forma
adecuada cuando llegan los momentos buenos. Y cuando los abordan los momentos
malos, saben que su vida trascurre en forma normal y que llegará un momento en
el que no se sentirán tan bien como ahora, pero que son etapas que pasan y así
como llegan se retiran. Comparan sus momentos como las olas en el mar, que
cuando están elevadas aprovechan esos momentos para llegar más alto y hacer que
esa situación dure más tiempo; en cambio, cuando la ola baja, tratan de que no
sea muy profunda, que no baje tanto al piso y en cuando sea posible, salir nuevamente
hacia la superficie.
Mucha
gente hace que las cosas sean para bien, y con esa actitud consigue muchos
momentos felices, aceptan la inevitabilidad de las sensaciones cuando son
pasajeras y así cuando se sienten deprimidas y se dan cuenta que el ánimo está
muy decaído, hacen frente a la situación pasajera, con una mentalidad abierta y
con la misma sabiduría demuestran en cualquier momento por el que están
pasando, o sea que se dejan llevar por la vida como está transcurriendo y
aceptan la situación en la forma en que se encuentran con una seguridad basada
en que también esa situación pasará. En lugar de andar buscando salidas fáciles
y luchar con sus propias inquietudes, les hacen frente y las aceptan a
sabiendas que en una época mejor, los malestares se pueden recuperar y si
alguna cosa no salió bien, siempre tendrá arreglo y lo importante es que esas pequeñas
angustias, no afecten su salud.
Es
recomendable dejar que las cosas pasen en lugar de estar luchando contra las
sensaciones negativas, quienes son conocedores de estas situaciones, las
aceptan osadamente y eso les permite salir lúcidos de estos momentos, buscando
la forma de adentrarse en estados mejores que les permita superar inquietudes
que les han ofrecido resistencia. Esto me recuerda a una persona que yo conozco
y vive con un ánimo de persona feliz y le he visto caer en ocasiones, en
depresiones graves. La gran diferencia radica en que él acepta estos momentos
que no son nada agradables, porque sabe que pasarán en algún momento
determinado, es casi como si no le importara, porque sabe que en cualquier
momento volverá a su estado natural y ha aprendido a sobrellevar estos malos
ratos, a sabiendas que a su debido tiempo, volverá a ser feliz.
Y
tú como manejas tu estado de ánimo, casi creo que no lo aceptes con facilidad,
porque eso no es fácil, pero puedes darte cuenta que son situaciones que deben
aceptarse y sobre todo evitar que la depresión se estacione en ti. La próxima
vez que creas sentirte mal procura no luchar contra esa situación, trata de relajarte
y con calma, ver las cocas que ocurren desde otro ángulo. Esto es en lugar de
que el pánico te domine, puedes actuar con serenidad y tener presente que si no
luchas contra tus sensaciones negativas y equilibras tu pensamiento, serán
malestares que no pueden durar mucho tiempo.
Recuerda
que cada día podemos llegar a tener alrededor de 60,000 pensamientos que en
número son muchísimos y algunos de ellos son positivos y producen buenos
efectos, pero otros tanto serán negativos, de enojo, temor, miedo y pueden
hacerte daño. Recuerda mucho lo que decía Henry Ford “Ten cuidado con lo que piensas, porque se te puede cumplir”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario