martes, 15 de octubre de 2013

TIENES MALOS MOMENTOS

La semana pasada en una reunión de amigos, nos comentaba alguno de ellos que su estados anímico durante la semana no había sido de buenos augurios, ya que se le habían juntado muchas cosas seguidas que no le habían dejado de muy buen ánimo y tal vez estaba pasando una racha como le puede ocurrir a cualquier persona. Por las dudas no le dejé que se me acercara mucho porque esos malestares pueden ser pegajosos y más vale no hacerles mucho caso, o por lo menos lo mantuve a distancia.

Y a propósito de estados anímicos que pueden ser engañosos: ¿Cómo se comportan tus estados anímicos? ¿Te has dejado llevar por los momentos malos? Muchas veces cuando así ocurre puedes llegar a creer que la vida es mucho peor de lo que resulta en realidad. Yo supongo que cuando estás de buen ánimo y las cosas marchan sobre ruedas, tu humor es fantástico y la vida te ha de parecer extraordinaria y eso es señal de que tienes sentido de la perspectiva, sentido común y buen juicio.

Cuando tu estado anímico es bueno y las cosas no parecen tan difíciles, da la impresión de que las cosas se manejan solas y los problemas que se presentan parecen menos formidables y dispones de mayor facilidad para darles solución; es decir, que si estás de buen humor las relaciones humanas y la comunicación de que disponemos con otras personas, resulta favorable en todos sentidos, al grado que nos sentimos fortalecidos por el trato que recibimos.

Muchas ocasiones cuando las cosas no salen del todo bien y sientes que tus planes se desmoronan  cuando tu estado de ánimo es bajo y la vida parece más difícil y sientes que parece insoportablemente seria y te da un trato no muy adecuado, te da la impresión que tienes muy poco sentido de la común,  porque como respuesta tomas las cosas de manera personal y con frecuencia llegas a malinterpretar a las personas que te rodean, al formular recriminaciones a sus actuaciones y después reconoces que tus correctivos fueron innecesarios.

Y ante esa perspectiva surgen varias contradicciones, y es que ahí está la trampa: de que no te das cuenta de que los estados anímicos están cambiando constantemente a favor y en contra. Pueden surgirte pensamientos de que has tenido días malos cuando las cosas están cambiando en cuestión de horas. En estas condiciones, cuando una persona se levanta por la mañana de magnífico humor y siente que todo le parece bueno en casa, en su coche que es una maravilla y su trabajo es inmejorable respecto a futuros planes y proyectos. Pero durante ese mismo día por la tarde, su estado de ánimo empieza a sufrir cambios y todo lo que le parecía bueno, en ese momento ya no lo ve así por diferentes circunstancias y con ánimo diferente hasta para regresar a casa, con desplantes de considerar de poca validez su formación profesional. Llegado el caso de que si le preguntan en qué condiciones se desarrolló su niñez mientas se encuentra en un estado anímico de baja intensidad, responda que fue una época en extremo difícil y con muchas posibilidades que llegue a considerar que culpe a sus progenitores por su actual situación.

Lo cierto es que nunca sabremos cuando pueden llegar situaciones que nos bajen el ánimo  y cuando estos momentos son frecuentes, creemos que estamos pasando una mala racha y ya queremos que se termine esa etapa; y lo cierto es que la vida nunca resulta ser tan mala como a nosotros nos parece en esos momentos, al grado que llegamos a permanecer en una etapa de malhumor con la posibilidad que solamente a nosotros nos afecta, llegado el caso de que estamos viendo la vida de manera realista y siempre estamos a la defensiva, permaneciendo molestos, estresados, deprimidos y con el ánimo al piso.

Cuando estamos pasando una etapa de esa naturaleza, debemos reflexionar sobre los acontecimientos que están ocurriendo y ver las cosas como es: una condición humana inevitable que pronto pasará y lo mejor será no hacer caso, porque si  razonamos del porqué nos pasan esas cosas, estamos actuando en un suicidio emocional que si tenemos un problema seguirá permaneciendo en ese lugar, hasta que logremos mejorar nuestro estado mental. Todo consiste en recordar que hemos tenido momentos anímicos agradables que por resultar de nuestro agrado no los hemos considerado como tales y por todos ellos, debemos estar agradecidos y en estos otros casos también debemos estar reconocidos de los momentos malos y agradecerlos sin darles tanta seriedad y estar convencidos que estos momentos desagradables pronto pasarán y recuperaremos el buen humor que en ocasiones creemos tenerlo perdido.


Desde luego este no es tu caso y si algo así ocurriera y te pusiera de malas, recuerda que en buena medida nuestra paz mental está determinada por las ganas de vivir el momento presente, olvidando de lo que haya ocurrido ayer o antier o el  año pasado, y de lo que pueda o no pasar el día de mañana, ahora estás en el presente y debes disfrutarlo plenamente.

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