La
semana pasada en una reunión de amigos, nos comentaba alguno de ellos que su
estados anímico durante la semana no había sido de buenos augurios, ya que se
le habían juntado muchas cosas seguidas que no le habían dejado de muy buen
ánimo y tal vez estaba pasando una racha como le puede ocurrir a cualquier
persona. Por las dudas no le dejé que se me acercara mucho porque esos
malestares pueden ser pegajosos y más vale no hacerles mucho caso, o por lo
menos lo mantuve a distancia.
Y
a propósito de estados anímicos que pueden ser engañosos: ¿Cómo se comportan
tus estados anímicos? ¿Te has dejado llevar por los momentos malos? Muchas
veces cuando así ocurre puedes llegar a creer que la vida es mucho peor de lo
que resulta en realidad. Yo supongo que cuando estás de buen ánimo y las cosas
marchan sobre ruedas, tu humor es fantástico y la vida te ha de parecer extraordinaria
y eso es señal de que tienes sentido de la perspectiva, sentido común y buen
juicio.
Cuando
tu estado anímico es bueno y las cosas no parecen tan difíciles, da la
impresión de que las cosas se manejan solas y los problemas que se presentan
parecen menos formidables y dispones de mayor facilidad para darles solución;
es decir, que si estás de buen humor las relaciones humanas y la comunicación
de que disponemos con otras personas, resulta favorable en todos sentidos, al
grado que nos sentimos fortalecidos por el trato que recibimos.
Muchas
ocasiones cuando las cosas no salen del todo bien y sientes que tus planes se
desmoronan cuando tu estado de ánimo es
bajo y la vida parece más difícil y sientes que parece insoportablemente seria
y te da un trato no muy adecuado, te da la impresión que tienes muy poco
sentido de la común, porque como
respuesta tomas las cosas de manera personal y con frecuencia llegas a
malinterpretar a las personas que te rodean, al formular recriminaciones a sus
actuaciones y después reconoces que tus correctivos fueron innecesarios.
Y
ante esa perspectiva surgen varias contradicciones, y es que ahí está la
trampa: de que no te das cuenta de que los estados anímicos están cambiando
constantemente a favor y en contra. Pueden surgirte pensamientos de que has
tenido días malos cuando las cosas están cambiando en cuestión de horas. En
estas condiciones, cuando una persona se levanta por la mañana de magnífico
humor y siente que todo le parece bueno en casa, en su coche que es una
maravilla y su trabajo es inmejorable respecto a futuros planes y proyectos.
Pero durante ese mismo día por la tarde, su estado de ánimo empieza a sufrir
cambios y todo lo que le parecía bueno, en ese momento ya no lo ve así por
diferentes circunstancias y con ánimo diferente hasta para regresar a casa, con
desplantes de considerar de poca validez su formación profesional. Llegado el
caso de que si le preguntan en qué condiciones se desarrolló su niñez mientas
se encuentra en un estado anímico de baja intensidad, responda que fue una
época en extremo difícil y con muchas posibilidades que llegue a considerar que
culpe a sus progenitores por su actual situación.
Lo
cierto es que nunca sabremos cuando pueden llegar situaciones que nos bajen el
ánimo y cuando estos momentos son
frecuentes, creemos que estamos pasando una mala racha y ya queremos que se
termine esa etapa; y lo cierto es que la vida nunca resulta ser tan mala como a
nosotros nos parece en esos momentos, al grado que llegamos a permanecer en una
etapa de malhumor con la posibilidad que solamente a nosotros nos afecta,
llegado el caso de que estamos viendo la vida de manera realista y siempre
estamos a la defensiva, permaneciendo molestos, estresados, deprimidos y con el
ánimo al piso.
Cuando
estamos pasando una etapa de esa naturaleza, debemos reflexionar sobre los
acontecimientos que están ocurriendo y ver las cosas como es: una condición humana inevitable que pronto
pasará y lo mejor será no hacer caso, porque si razonamos del porqué nos pasan esas cosas,
estamos actuando en un suicidio emocional
que si tenemos un problema seguirá permaneciendo en ese lugar, hasta que
logremos mejorar nuestro estado mental. Todo consiste en recordar que hemos
tenido momentos anímicos agradables que por resultar de nuestro agrado no los
hemos considerado como tales y por todos ellos, debemos estar agradecidos y en
estos otros casos también debemos estar reconocidos de los momentos malos y agradecerlos
sin darles tanta seriedad y estar convencidos que estos momentos desagradables
pronto pasarán y recuperaremos el buen humor que en ocasiones creemos tenerlo
perdido.
Desde
luego este no es tu caso y si algo así ocurriera y te pusiera de malas, recuerda
que en buena medida nuestra paz mental
está determinada por las ganas de vivir el momento presente, olvidando de lo
que haya ocurrido ayer o antier o el año
pasado, y de lo que pueda o no pasar el día de mañana, ahora estás en el
presente y debes disfrutarlo plenamente.
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