No
cabe duda que la semana pasada fue un premio de esos que da la vida porque tuve
la oportunidad de reunirme con dos grupos de amigos queridos y aunque el origen
fue por coincidencias diferentes, pero el fin es alegrar la mesa con la sal de
la vida, aclaro que el primero fue numeroso y corresponde a compañeros que
estudiamos juntos en la escuela profesional hace 60 años; y el otro, más
reciente originado en un club deportivo con trato diario, pero lo importante es
la oportunidad de compartir el vínculo social que tanta falta hace a todos y
que en ocasiones damos poca importancia al mantenimiento de esas relaciones útiles
que a la larga resultan la medicina más barata a nuestro alcance y que todos la
pueden poseer.
Y
hablando de la amistad que nos brinda muchos beneficios útiles, existen
antecedentes desde 1979 de estudios realizados por instituciones reconocidas en
los Estados Unidos, de hallazgos importantes sobre la relación de la amistad y
la salud que han presentado trabajos muy interesantes, donde los investigadores
en relaciones sociales, quienes tuvieron elementos de un muestreo de personas
que tenían más tratos sociales con
amigos verdaderos y parientes cercanos a quienes visitaban frecuentemente, determinando
que disponían de una mejor “calidad de
vida” y menor riesgo de contraer enfermedades terminales, comparados con otros
grupos formados por personas aisladas y con vidas solitarias, quienes estaban
en situación completamente diferente.
Un
compañero de escuela, (Elías) me decía que él, desde joven tenía tres prioridades en su
vida, primero atender a su familia,
sobre todo cuando sus hijos estaban pequeños sentía la responsabilidad de
hacerlos hombres de bien, segundo atender su trabajo porque de él dependían sus planes futuros; y, tercero atender
a sus amigos y parientes, pero en los
tres casos siempre la prioridad fue la conservación de la “calidad de vida”. Me comentó conocer mucha gente de éxito, pero con
enfermedades permanentes o familias desechas, como resultado de excesos de
diferentes clases que les fueron minando salud y lazos familiares.
El
segundo grupo, el que goza también de mi afecto personal y cuyos lazos son muy
cordiales, está formado de amigos: (Arthur y su amable grupo deportivo) que se
reúnen para desayunar antes de iniciar sus labores del día y demuestran siempre
chispa y buen humor una variable muy
necesaria para promover las relaciones sociales a pesar de sus apretadas
agendas y hacen un esfuerzo para que nos mantengamos en comunicación para que
este tipo de reuniones sigan floreciendo, sobre todo en una ciudad tan grande
como es la Ciudad de México.
Los
estudios que se han realizado, han demostrado cómo influye la amistad y otros
vínculos sociales en la recuperación de la salud de los amigos. Hay casos
latentes de sobrevivientes de infarto, quienes decían contar con apoyo
emocional, y mayores probabilidades de continuar su tratamiento con éxito hasta
haber logrado su total recuperación. Al parecer la amistad también influye
cuando se trata de afecciones menos graves.
Hay
personas escépticas, que dudan de estas opiniones y aunque ignorantes de lo que
ocurre en estudios avanzados sobre la amistad, expresan opiniones contrarias a
esta verdad, aduciendo que conocen personas que siendo ermitaños viven felices,
pero esto no es posible en esta época, porque quienes disponen de muchos amigos
y conocidos, presentan menos riesgo de enfermedades graves que aquellos cuyas
relaciones sociales son escasas o simplemente las que tenían las dieron por
terminadas. Está demostrado que quienes cuentan con un buen apoyo social, están
menos expuestos a sufrir depresiones, ansiedades y ese tipo de trastornos
mentales.
En
un estudio de tres años que fue celebrado por investigadores en relaciones
sociales en Suecia, lograron demostrar sobre la salud de más de 1.200 ancianos,
que aquellos que contaban con relaciones sociales satisfactorias, tenían
cuarenta por ciento de menos riesgo de contraer demencia senil que aquellos
cuyos vínculos resultaron escasos y casi mínimos. Este muestreo fue aplicado en
personas longevas que determinaron resultados muy demostrativos del bienestar
que deja el trato y la conservación de los amigos que con el apoyo social,
disminuye el riesgo de enfermedades graves o muertes prematuras.
¿Cómo
se explica que la amistad influya con efectos benéficos sobre la salud? La
respuesta se debe a que nuestros amigos siempre nos desean cosas buenas y piden
que nos cuidemos; y, en el caso de que surja alguna enfermedad, nos colman de
buenos augurios para que pronto recuperemos nuestra salud. Debemos tomar en
cuenta que nuestro organismo es muy sensible y percibe con facilidad la amplia
gama de “vínculos sociales”
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