martes, 9 de febrero de 2021

 


HISTORIA DE UN NIÑO CHINO DE 7 AÑOS.

Capturado por soldados japoneses a los 7 años de edad, este niño chino encontró un nuevo hogar y la felicidad en la tierra del enemigo, en junio de 1943 tras una batalla a lo largo del río Kuang Ho, en la provincia de Honan China Central, el enemigo Japonés capturó 500 soldados chinos.

Entre ellos encontraron a este niño de siete años, de ojos vivarachos, andrajoso, empapado y víctima del hambre y del agotamiento físico, que se quedó atónito frente a las bayonetas de los soldados japoneses, sin soñar siquiera en qué pasaría aquel encuentro en qué se celebró aquel encuentro.

 En junio de 1942, su madre y él conocieron a un teniente del ejército chino  llamado Kuo, adscrito a una unidad que iba a su ciudad y que le tomó afecto, decidió tomarlo a su cuidado, por lo que su madre lo confió con él y me dijo “Quiero que estudies mucho” y lo abrazó con mucha ternura.

 El teniente Kuo le dijo: “Loyang es el pueblo donde yo nací y al llegar te enviaré al colegio. Casi al llegar al Río Kuang Ho cayeron en una emboscada del ejército japonés y los encerraron en una cueva. “Hasta capturamos a un niño” alardeaba uno de ellos. -Me dieron un tazón, algo que no había comido en mucho tiempo y acepté mi vida entre ellos.

 El sargento Kurauchi me trató muy bien y me dijo: “El teniente Kuo te encomendó conmigo porque no podía hacer nada por ti”. En marzo de l944  nos trasladamos a Wangye-miao más al sur y yo me adapté al ejército Japonés y conocí al Capitán Masataka Kachi cirujano militar, a quien estaba destinado a llamarle “Padre” con quien llegué a mi mayoría de edad.

 No tuve inconveniente de abandonar mi tierra nativa, al lado del capitán Kachi, tenía casi 10 años el 15 de agosto de 1945, día de la capitulación de Japón. El barco atracó en el Puerto de Uraga en el Japón Oriental y entré en calidad de “civil militarizado”.

 No salía de mi asombro, casi todos los edificios de Uraga estaban en ruinas y los soldados veían con desaliento el estado de su país y cuando se separaron de decían: “Toshibo, cuídate y obedece al capitán Kachi”. Han transcurrido 27 años desde aquel día de 1946 en que comenzó mi vida como uno más de la familia Kachi.

 El capitán eligió Hikari como mi apellido, en memoria de la división 37 a la que también se conocía como la Hikari (División Ligera) después de haber regresado a sus hogares. Cuando aprobé los exámenes de ingreso en la Escuela de Comercio de la Universidad de Kumamoto en l955 la noticia los llenó de alegría.

 Ahora he solicitado la ciudadanía y he formado mi propia familia. Tengo un buen empleo en una Compañía Comercial de Kobe. Me doy cuenta  de lo  precioso que es cada día de mi vida. Quien podría imaginarse que yo llegara a donde hoy me encuentro. Quizá solo mi Madre podría haber soñado algo semejante.

 

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