En tiempos actuales lo que importa
es vivir, estamos tan esclavizados por las rutinas que nos olvidamos de
disfrutar de las cosas sencillas, para muchos de nosotros, la pandemia que
padece la Ciudad de México significa para muchos un fatídico fin.
Todos los que pertenecemos a esta
generación hemos visto pasar el tiempo en forma rápida y casi consideramos que
nos falta tiempo siempre para hacer varias cosas que nos hemos echado a
cuestas. Como es posible que disponiendo de una familia reducida en número, y tenemos
a nuestro alcance tantos aparatos que ahorran trabajo no nos alcance el tiempo.
Soy jubilado y se supone que
dispongo de todo mi tiempo libre para diferentes actividades, por lo tanto
acepté ir a la Casa Hogar “Matías Romero” con 50 ancianos a los que hay que
atender y fui designado Tesorero del Patronato actual, lo que me permite
distraerme lo suficiente.
El trabajo se ha convertido en una
nueva religión en un modo de satisfacer el ansia de encontrarle sentido a la
vida. Trabajo para tener un sentido de identidad y los medios para asegurar un
futuro y estar rodeado de cosas materiales.
Adoptamos una posición para “vivir
el momento presente” como un antídoto contra el estrés que acarreamos por
nuestra falta de tiempo. Se trata de un concepto heredado y dispone que debemos
vivir cada momento y cada actividad por
sí mismos, en vez de intentar hacer muchas cosas al mismo tiempo y pensar
constantemente en nuestras tareas pendientes.
He entendido el arte de vivir el
momento presente siempre que puedo. He quitado de mi agenda las tareas que no
son indispensables, declinando siempre varios trabajos extras atractivos. En
ningún momento me he sentido preocupado o que me falta tiempo para mí mismo.
Hay cosas sencillas que podemos
hacer para enriquecer nuestra vida. El problema es que con tanta prisa para
sortear los obstáculos que nos hemos impuesto, se nos olvida que el tiempo es
un recurso finito. El presente es bueno vivimos en la era de paz y libertad más
duradera de la historia de la humanidad, podemos decir lo mismo del pasado, una
época en que prevalecen el hambre, la violencia y la intolerancia. Las cosas sí
que eran distintas en esos tiempos.