martes, 5 de junio de 2018

LA SALUD Y LAS NECESARIAS SIESTAS.

Alex en siesta.

Leía en uno de los diarios de esta Ciudad en esta semana que el estrés, la ansiedad y la depresión son algunos de los trastornos mentales han aumentado entre los capitalinos. Una gran mayoría de estos padecimientos se deben a la vida agitada que se lleva después del sismo del 19 de septiembre se agravó el estrés agudo al postraumático. En descargo se puede decir que una de las razones que la gente se encuentra a punto de perder los nervios es el cansancio.

Después de las jornadas normales de actividad, se encuentra un cansancio agradable, pero la fatiga emocional es tan debilitadora que por más horas que duerman, no parece que haya una recuperación. Y lo que es peor, la fatiga emocional es una recarga con suficiente desesperación y angustia como para envenenarse lentamente

Cada vez que consolamos a otra persona que todo irá bien, nos ponemos a pensar automáticamente qué podríamos hacer para que así fuera, sobre todo si sabemos que el peso de las preocupaciones es una carga muy pesada y lo que podemos hacer es redistribuir ese enorme peso de forma de que se pueda sobrellevar más fácilmente.

Esta revelación me llegó después de que reuniese la valentía necesaria para hacer una siesta el día que me sentía agobiado. A muchas personas no les resulta fácil reconocer que duermen la siesta. La siesta de las personas adultas no debería tener una connotación negativa. Muchas personas creen que la siesta es solo para los niños, los enfermos, los perezosos y los ancianos.

La frase “Lo pesqué in fraganti echando una cabezada” refleja que la gente en su mayoría cree que para los adultos sanos la siesta es la manifestación más flagrante de holgazanería. Pero las siestas pueden volverte más listo, más rápido y más prudente de lo que serías sin ellas.

En ocasiones cuando me siento cansado, incapaz de escribir mi blog, me recuesto un rato, cierro los ojos y me imagino el artículo que intento componer. Siempre pasados entre quince y treinta minutos empiezo a imaginar unas cuantas frases. Tan pronto como soy capaz de leerlo, tomo notas en un cuaderno que tengo a mi lado, me siento renovado y ansioso por desarrollar el tema.

Sin embargo, como la siesta creativa es productiva, dormir nunca me ha provocado sentimiento de culpa, aunque la sola idea de excusarme a media tarde porque estoy agotado, es suficiente con descansar un rato para volver a tomar el hilo de la actividad y continuar mi propósito hasta conseguir la finalidad perseguida.

Cuando he leído que algunos de los personajes más famosos y formidables de la historia eran grandes aficionados a practicar la siesta: Winston Churchill, Albert Einstein, Thomas A. Edison, John F. Kennedy entre otros, considero necesario el reposo para aminorar la carga diaria de actividades.


1 comentario:

  1. Wuau, una siesta es reconfortante para continuar con el resto de tus actividad ya no sentiré remordimiento
    Gracias x la información Dany 😊👌👏👏👏👍

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