No tengo
palabras para agradecerte por todos los increíbles momentos que viví contigo.
En 2004 te conocí por Diverti Tec y quedé enamorado de tus instalaciones, las
actividades que se realizaban y la idea de algún día ser Borrego Salvaje del
Campus Ciudad de México.
Tuvieron
que pasar momentos difíciles de
separación de amistades para decidirme por esta increíble institución y gracias
a Dios tomé la mejor decisión de mi vida, no solo porque varios amigos míos se
decidieron por la misma preparatoria y universidad, sino porque gracias a ti,
mi mundo cambió de una manera inimaginable.
Gracias
a ti, tuve la oportunidad de estudiar en la universidad escuela No. l de
México, gracias a ti conocí gente maravillosa, gracias a ti tuve maestros con
una preparación sobresaliente y gracias a ti pude desenvolver y cumplir mi
sueño de ser futbolista a un nivel semi profesional.
Recuerdo
el primer día que recorrí tus pasillos estaba asustado por el inmenso tamaño de
tu estructura, me imaginaba que estaba en potro mundo. La primera vez que jugué
ajedrez frente a Aulas 3 me sentí en la película de Harry Potter. Ese tipo de
sentimientos son irreemplazables. La primera vez que pisé el territorio Borrego
(Cancha de fútbol) me sentí en un estadio profesional. Todas las
presentaciones, bailes, pláticas y ceremonias que viví en tus Salones de
Congresos nunca las voy a olvidar.
Contigo
viví momentos felices, de mucho orgullo; como también viví momentos difíciles,
momentos de tristeza y momentos de desesperación. En tus pasillos caminaron amigos míos que se
fueron antes de tiempo y ahora nos cuidan desde el cielo, pero siempre nos
cuidaste y nos diste refugio cuando más lo necesitamos.
Resististe
muchos golpes de nuestra madre naturaleza y siempre saliste adelante, porque
eso nos enseñaste desde el primer día que me convertí en Borrego, sobresalir
por tus colores y defenderlos a toda costa. Desafortunadamente para ti, el
último golpe que recibiste fue letal. Aguantaste hasta el último momento por
defender a tus alumnos y profesores, pero hasta el mejor guerrero pierde una
batalla. Me partió el corazón ver como te caías poco a poco, como tus paredes
se iba agujereando, como tus vidrios se rompían, como tus puentes que tantas
veces recorrí se iban cayendo uno por uno hasta dejarte incompleto y desarmado.
Mi
querido Tec sé que te sientes triste y no quieres irte pero déjame abrazarte y
decirte que no estás solo; tus alumnos y
directivos te demostraron lo que son capaces de hacer para sacarte adelante
porque eras nuestro segundo hogar. Mi querido Tec, tienes tanta historia que
viví contigo que me es imposible escribirte todo en una sola carta; todos los
trofeos que ganamos en soccer, todas las fotos que me tomé contigo, todos los
amigos que se convirtieron en familia y toda la felicidad que me diste siempre
te lo voy a agradecer.
Cuando
te vayas, no solo va a quedar hueco en el lugar donde naciste, sino también en
mi corazón azul y blanco, porque le diste forma a mi corazón y me enseñaste a
ser un hombre con sentido humano y competitivo internacionalmente.
De nuevo
gracias por abrirme las puertas y verme crecer desde los 7 años hasta los 20.
Se que
muy pronto te volveré a ver de pie, con una nueva piel y de nuevo con las
puertas abiertas para
que siga
saliendo gente con la mejor preparación de México. No te digo adiós sino hasta
pronto.
Alejandro
Ramos Martínez
A01337036
Prepa
Multicultural TEC CCM
Licenciatura
en Psicología
#SiempreCCM
#Yo soy
Chilango.
Presento en este blog la carta que envió mi
nieto Alejandro al Tec de Monterrey.-Campus México, al cierre de sus instalaciones para reparaciones
de los estragos sufridos en el sismo que sacudió a la Ciudad de México el 19 de
Septiembre de 2017 en una ceremonia a la que asistió la comunidad TEC y se pudo
ver por internet en todo el país. Esta carta fue la única que se leyó en la
clausura de las instalaciones y guardada en una “Cápsula del Tiempo” que
permanecerá en ese lugar hasta 2022 junto con varias fotografías del lugar y un
reconocimiento a los alumnos que perdieron la vida en esa trágica fecha.
Mi sincero reconocimiento para Alex y para sus padres
que estarán muy orgullosos como nosotros lo estamos, de la madurez demostrada
por Alejandro a sus 20 años.