sábado, 27 de enero de 2018

HARUKI MURAKAMI.

Acabo de leer un libro “De qué hablo cuando hablo de Escribir” del escritor de origen japonés Haruki Murakami, quien no teniendo especial interés en ser escritor y un buen día escribió su primer novela a la que tituló “Escucha la canción del viento” con la que ganó un premio para autores noveles y sin saber muy bien como se convirtió en escritor profesional.

 Lo característico de este escritor es que de los 20 a los 30 años, en esas fechas se casó, abrió un bar donde se escuchaba música de la mañana a la noche, porque en aquellas fechas de su vida estaba enganchado al jazz abriendo un bar en la salida sur de la estación Kokubunji. Enl964  consiguió dinero prestado de mucha gente y abrió un negocio por cuenta propia.

Durante esos años se dedicó mucho a la lectura ya que es la forma de disponer de inquietudes y ser original en su obra. A la edad de 30 años, empezó a dedicarse con mayor interés a escribir novelas. Consideró que la creación existe en primer lugar con un estilo peculiar. Esos elementos se reflejan en el talento, se funden y terminan por tomar una forma física e individualizada.

En ese sentido la creación se refiere a romper con un punto de vista existente, a volar por un territorio imaginario, a crear de nuevo y tantas veces como sea necesario un mundo perfecto, a vigilar con una mirada interior y siempre con un sentido crítico.

En opinión del autor, considera que para expresarse con originalidad debe “tener un estilo propio” “ser capaz de superar ese estilo peculiar” y “con el paso del tiempo, la originalidad debe convertirse en estándar, en norma”. Expresa que no pretender un cumplimiento estricto de todos y cada uno de esos requisitos. No obstante en su opinión debe cumplirse de algún modo esos requisitos aunque sea en distinto grado.

Empezó leer en inglés todo lo que caía en sus manos a pesar de que no se le daba leer novelas. Leía despacio entendiera o no el significado, pero gracias a la práctica fue capaz de leer de corrido. De modo que se acostumbró a leer en inglés de corrido y todo gracias a la curiosidad. Sus padres le decían “Esfuérzate mientras estás en la escuela, si no te arrepentirás toda la vida”

Después vinieron sus novelas: “El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas” “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”, “Kafka en la orilla” “Histosrias extrañas de Tokio” “After Dark”  “La  caza del carnero salvaje” y tantas obras más que ha distribuido en Estados Unidos de Norte América donde se habló mucho de dos millones de copias vendidas.

Ha dedicado 33 años a ser escritor  con mucha aceptación en muchos países y la mayor alegría que le aportó publicar en el extranjero, fue que en general críticos y lectores consideraron su obra original, distinta, peculiar, a lo que sus lectores decían en Japón por su estilo propio que era uno de los elogios que le pueden dedicar a alguien.

Sus obras se han traducido en más de 50 idiomas. Es un logro considerable en el sentido de que su obra se valora en coordenadas culturales muy diversas. Considera que afianzó su posición como escritor en Japón, después salió al extranjero y considera maravilloso colocar banderas sobre un mapa en lugares donde aún no ha estado. Le da igual la edad que tenga y le da igual el lugar donde se encuentre.



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