jueves, 16 de febrero de 2017

PROTECCIÓN A NUESTRA JUVENTUD.

Es muy posible que nuestras generaciones aprenden rápidamente por imitación de otros lugares donde hemos visto que los hechos se repiten continuamente y disponemos de patrones cultivados a seguir en otros países y siguiendo los altos niveles de violencia en nuestro país se manifiestan de diferente forma y a diferente escala.

Con esos modelos de conducta y con un sentimiento profundo me refiero a la terrible tragedia ocurrida en un colegio de Monterrey y con mucho respeto a todos los afectados directos e indirectos que nos puede conducir a diferentes reflexiones por corresponder a un sistema obsoleto cuya sanación nos debe conducir a varias reflexiones.

Como respuesta de diferentes estudios de neurociencia han dado como respuesta que la exposición a la violencia afecta diferentes estructuras de exposición a la violencia afecta las órdenes y la operación del cerebro.

Las causas pueden ser: la misma exposición a la violencia como los frecuentes noticieros que nos endilgan, los videojuegos al alcance de todos los menores, la difusión masiva de las redes sociales, las frecuentes noticias de la nota roja, las alteraciones cerebrales en la conducta de los adolescentes así como la agresión y mala toma de decisiones en la atención de los jóvenes en los casos de que su cerebro está en formación para conseguir un funcionamiento completo en su madurez.

Lo ocurrido en Monterrey es un asunto que se da en otras tantas poblaciones grandes donde se observa una gran exposición a la violencia que aunado a la corrupción y extorsión que se da en la vida pública, provoca más actos violentos y cada vez nos sorprendemos menos de los acontecimientos de tragedia.

La medida tomada por el gobierno de revisar mochilas de las escuelas puede resultar una medida parcial para conseguir una prevención de delitos, pero debe ser respaldada por los padres en el seno de los hogares, donde no es suficiente la compra de ropa adecuada y útiles escolares para sus hijos, sino cuidar que el hijo tenga las condiciones adecuadas para estudiar, siempre en contacto con la escuela y reorganizar la vida con sus guías de estudio en casa. Esto ayudará a evitar muchos malentendidos y fricciones que llegan a surgir después. Basta con un poco de imaginación.

Estamos viviendo actualmente la era de la incredulidad. Los patrones de comportamiento que dictan las costumbres y rutinas a seguir, llegarán a un grado tal que llegaremos  nuevamente a recuperar la capacidad de sorprendernos y lo lograremos porque necesitamos sobrevivir.

Aun así, es posible que la sociedad demuestra su indignación  por los hechos ocurridos, aunque un sector de la misma se muestra indiferente, considerando que los jóvenes son los más directamente afectados por la exposición a la violencia.







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