jueves, 19 de enero de 2017

PODEMOS EVITAR FRECUENTES OLVIDOS.

Olvido de llaves.
Con frecuencia he escuchado la frase “si es mayor de edad se le olvidan las cosas”  la descarto y desacredito porque se ha notado antes y ahora más, que a los jóvenes también  se les olvidan demasiadas cosas y a los adultos también.  No te ha pasado que al momento de que te presentan a otra persona, y quien hace la introducción, olvida de momento el nombre de ésta. También cuando estás recomendando a otra gente una película que acabas de ver, y te olvidas del nombre? Estos pequeños olvidos de la memoria ocurren cuando casi tienes la palabra –en la punta de la lengua-  y no aciertas a recordar su nombre.

Conozco un amigo y me dice que estos pequeños olvidos no tienen nada que ver con la palabra que no recuerdas, sino que todo radica en su sonido que en su mayoría es arbitrario y carece de sentido y por ello se dificulta la memorización, por eso la solución está en pronunciar con frecuencia esas palabras. Me decía mi amigo, que por eso en los entrenamientos que tienen los vendedores, su instructor les hace repetir varias veces el nombre de las personas que serán sus futuros clientes.

Es recomendable utilizar recordatorios que pueden ayudar a evitar olvidos, procurando anotar palabras clave que son representativas de lo que debemos hacer y ponerlos en algún lugar visible. Con frecuencia entramos a una habitación en busca de algo  que al permanecer en ella tenemos un distractor y se nos olvida a qué íbamos. En esos casos lo que debemos hacer, es regresar al lugar inicial y de inmediato recordamos el objeto olvidado.  

Cuántas ocasiones nos ha ocurrido que no localizamos nuestro teléfono celular, y al guardar el traje de calle se hizo con el móvil guardado en alguna bolsa del saco. Debemos recurrir a otro teléfono fijo o móvil para marcar nuestro número y casi de inmediato localizaremos el lugar preciso donde se encuentra. Estos pequeños olvidos no son determinantes para considerar que nos está fallando la memoria; lo único que ocurre es que no hemos dado la información necesaria para recordarlo, es una distracción que le puede ocurrir a cualquier persona, joven o anciano que ejecuta las cosas pensando en otras cosas, sin registrar con precisión la información adecuada.

Una solución para estos casos es que la noche anterior al terminar la actividad diaria, vaciemos los bolsillos en una pequeña caja donde se depositen todos nuestros útiles personales (reloj, lentes, cartera, monedero, documentos de identificación y otros objetos) y a la mañana siguiente al vestirnos, debemos guardar nuevamente todo el contenido de la cajita en nuestra vestimenta evitando cualquier olvido del día anterior.

Otra forma de estar en condiciones para alertar al cerebro y fortalecerlo, es a base de ejercicio físico que con la práctica diaria activa las facultades mentales, incluyendo la memoria, debido a que estimula la respiración y tonifica los pulmones que logran vigorizar la sangre y purificar la circulación, que cruza por todo el cuerpo.

Para mucha gente estas cosas pueden sonar inciertas por ser tan insignificantes, pero llegan a ocurrir con frecuencia a personas adultas y mayores por falta de cuidado al no registrar las cosas menores; por eso son muy recomendables los recordatorios que deben ser claros y ponerlos  a la vista (Ley del Tropezón) para que resulten útiles y sirvan de apoyo a la memoria de las personas que llegan a sufrir estos olvidos temporales.




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