martes, 17 de enero de 2017

LA VIDA ESTÁ HECHA DE PEQUEÑOS MOMENTOS.

Iniciado el año, he escuchado los decires “soplarán otros aires” y tal vez esa sentencia funcione ahora que estamos respirando el aire del gobierno que nos da una esperanza de que los altercados que hemos sufrido todos ellos durante cuatro años muestren otra fisonomía a un país que se le atribuyen muchas víctimas y crueldades padecidas casi diario.

Otras personas han lamentado otras adversidades y hemos atravesado por un pesimismo que está de moda y que ha ocasionado muchos trastornos al país, tal vez por esa razón esperábamos un cambio que muestre nuevos y mejores tiempos. Diríamos “La vida está hecha de momentos”. Pero en esta ocasión cuando despertamos podemos comprobar en las primeras planas de los periódicos que hemos subestimado por completo la capacidad de sadismo y destrucción de los humanos por los actos vandálicos cometidos por grupos radicales de delincuentes, por la serie de daños causados al país.

Y aun así, la vida no se detiene, sigue su marcha en un viaje tan emocionante: nuestras actividades continúan, las relaciones con los nuestros continúan, el día es esplendoroso y el clima es ideal. Es por eso que nos duele mucho cuando nos enteramos de acontecimientos obscuros que acontecen y sin embargo, seguimos latentes y calladamente continuamos nuestras labores, para realizar nuestros ideales y conseguir las metas propuestas.

A veces somos muy exigentes, en vez de revisar nuestro entorno y alegrarnos de lo que tenemos, vemos el vaso medio vacío, añoramos lo que nos falta y no podemos poseer, sin tomar en cuenta que nuestra salud es buena, nuestras facultades son mejores y tenemos un pensamiento que nos permite usar nuestro libre albedrío para realizar nuevos proyectos. Pasamos el tiempo pensando que el trabajo nos exige demasiado y que la naturaleza no nos da lo que verdaderamente nos pertenece.

Debemos ver las cosas con realidad, la vida es buena y por ese razonamiento tenemos la obligación de mejorarla y apreciarla más. Si ninguno de nosotros está dispuesto a devolver algo de lo mucho que ha recibido, nos estaremos burlando de nosotros mismos, si nos ponemos a observar, veremos que estamos rodeados de privilegios.

Estamos acostumbrados a disponer del exterior, no teniendo tiempo en nuestra desenfrenada carrera de detenernos un poco, dar una mirada a nuestro interior para mejorar nuestras propias vidas, tenemos la creencia que siempre será alguien del exterior, que nos debe decir qué debemos hacer y cómo debemos conducir nuestro destino. Debemos amar las pequeñas cosas de la vida que en ocasiones se nos extravían en la polvareda ocasionada por nuestros frenéticos días.

Qué frio consuelo nos depara el destino cuando nos encontramos atravesando una noche invernal. Por eso es bueno decir: esperar estos cambios que son muy benéficos porque “La vida está hecha de momentos” que podemos aprovechar para mejorar nuestras propias vidas…
A base de milagrosos momentos.






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