martes, 1 de diciembre de 2015

REMEMORANDO UN VIAJE.

Por tener pendiente un viaje que debía realizar en este año, fue el motivo por el que suspendí el envío de los dos blogs la semana pasada, pero ahora empezaré haciendo mención de algunas cuestiones que me llamaron la atención desde la salida en el aeropuerto de la ciudad de México, con destino a una ciudad de Estados Unidos.

El viaje lo realicé en compañía de mi hijo Daniel quien de antemano debo reconocer que es un magnífico compañero de viaje. Llegamos al aeropuerto con toda anticipación para salir en uno de los primeros viajes por la mañana, en una compañía de aviación mexicana que está a la altura o tal vez mejor que cualquier compañía de aviación extranjera de las que vuelan a México.

Registramos la salida en las instalaciones de la Compañía, pasando por el detector de metales en control de aduanas y personal de migración en revisiones a los pasajeros para evitar el paso de artículos prohibidos. Estos registros fueron normales y muy rápidos, con la certeza de que ninguna persona portaba alguna arma prohibida.

Las ciudades americanas disponen del mismo toque de primer mundo y cada una tiene su encanto de atractivo que agrada al turista para satisfacer la perspectiva que busca si se trata de negocios, vacaciones, paseos, compras, restaurantes, escuelas, teatros  y en general la actividad que se requiera encontrar.

Los capitalinos extrañamos que al transitar en automóvil sus calles, encontramos carpetas debidamente pavimentadas como debe ser la conservación de la ciudad; a diferencia de nuestra ciudad capital que se encuentra llena de hoyos, con marchas y plantones que frecuentemente nos dañan el automóvil, la bilis y la paciencia.

La estancia resultó muy agradable con todas las comodidades durante la llegada a hoteles, restaurantes y demás servicios que se brinda al público, con facilidades para arreglar nuestros compromisos y en conjunto resultan estancias agradables que nos hacen disfrutar de todas las comodidades que se otorgan al público en general y al turista en particular.

El clima correspondió a temperaturas algo agradables, días con un poco de sol, con nublados, lluvias frecuentes y pequeñas corrientes de aire que nos hicieron sentir la entrada del frío de diciembre que ya se deja venir en horas de la mañana, así como por la tarde y noche, donde empieza uno a detectar que se acerca el clima frío en donde los días son más cortos y es necesario tomar las providencias necesarias para hacer frente al invierno que ya se encuentra muy cerca.

A nuestro regreso llegamos en buena hora al aeropuerto para devolver el automóvil que previamente habíamos rentado durante nuestra estancia y desde luego lo hicimos con una dotación de ropa adecuada y gruesa para hacer frente a la mañana fría. Al estar esperando el autobús que transporta al pasaje de la oficina al aeropuerto, llegó una familia americana con sus dos hijos y la niña de unos diez años de edad, iba vestida con una playera ligera y manga corta y decía que no hacía frío y a recomendaciones de sus padres, se arropó con un ligero suéter y no de muy buen agrado. (brrr…)

Los trámites de regreso fueron normales en el registro de pasajeros, y al pasar migración americana, casi nos desvisten y nos hicieron quitar los zapatos para pasar por la cámara detectora de metales, pero el extremo fue que me tocó número aleatorio y fue causa de revisión completa,  por lo que me revisaron hasta las muelas y todo el cuerpo y finalmente con rayos detectores las palmas de las manos para manejo de explosivos.


Finalmente el viaje fue benigno y al aterrizar el avión en la pista de la ciudad de México, agradecí encontrarme nuevamente en mi país y volver nuevamente a la normalidad después de un viaje agradable y muy necesario a realizar. Ya me encontraba en compañía de mis familiares y amigos, de manera que ahora continuaremos con la publicación de mi blog, teniendo cerca las fiestas decembrinas y las vacaciones de fin de año.

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