Escuela Superior de Comercio y Administración. |
Cuando
llegué a la ciudad de México, tuve ante mí la posibilidad de apreciar un campo
lleno de oportunidades que había que aprovechar. Me di cuenta que en la
provincia existen muchas limitaciones que pueden ser desde el campo de acción
para desarrollarse en alguna actividad, sobre todo en los años que yo tuve la oportunidad de elaborar
proyectos enfocados a conseguir una nueva vida.
En
principio no había universidades ni escuelas de educación superior para
continuar los estudios que son tan necesarios para la capacitación personal.
Las fuentes de empleo eran muy reducidas y los jóvenes deberían empezar a
laborar como meritorios para aprender algunas actividades y cuando se
presentara la oportunidad podrían ser contratados si disponían de las
capacidades de ascenso; o bien, formar parte de un escalafón de solicitantes y
esperar la fecha en que les correspondiera ingresar al servicio solicitado.
El
censo de población no era tan elevado en el país y esa situación permitía la
posibilidad de seleccionar en la Capital, la escuela o universidad de nuestra
preferencia para poder ingresar a cursar los estudios superiores. Al menos a mi
generación nos correspondió ese privilegio, ya que las escuelas no estaban tan
saturadas de solicitudes de matrícula como ocurre ahora en día. Esa oportunidad
me correspondió aprovechar cuando llegué a la ciudad de México y así aproveché
la oportunidad de inscribirme en la escuela superior de mi preferencia e
iniciar mis estudios profesionales.
En
la época que decidí salir de mi natal Orizaba, recuerdo que fuimos varios
compañeros que perseguíamos la misma finalidad al venirnos a cursar nuestros
estudios a la ciudad de México, originado por falta de Universidades para
continuar estudiando en la provincia. Algunos amigos pretendían continuar
estudiando ingeniería, arquitectura, otros venían para médicos, dentistas,
veterinarios y también recuerdo que la contaduría estaba en sus inicios y me
inscribí sin mayor problema, con las constancias de estudios previos, realizados
en escuelas oficiales.
En
esas fechas no había universidades ni escuelas superiores en los estados y era
la razón por la que los muchachos que deseaban continuar alguna carrera
profesional, tenían que venirse a la ciudad de México como fue mi caso. Me
enteré que muchos estudiantes de centro y Sudamérica habían hecho su traslado a esta ciudad debido
a que en su país no había centros de enseñanza superior para que pudieran
continuar sus estudios. Las instituciones que mayor demanda tenían de matrícula
para estudios profesionales eran la Universidad Nacional Autónoma de México y
el Instituto Politécnico Nacional y no tenían límite de cupo y recibían alumnos
de todo el país sin restricción alguna.
Fueron
épocas de adaptarse a nuevas rutinas y todo resultaba novedoso, desde la
ubicación de buscar casas de asistencia para estudiantes, la cercanía a las
escuelas y en mi caso tuve la oportunidad de conseguir un traslado de mi
anterior empleo en el Seguro Social de Orizaba, a las oficinas centrales de la
misma institución ubicadas en las calles de Reforma de esta ciudad capital.
Así
se inició mi nueva vida en la ciudad de México, únicamente con el deseo de
estudiar una carrera profesional y tal vez con un futuro incierto, que al
empezar nuevos proyectos, tuve oportunidad de emprender nuevas actividades que
fueron suficientes para escribir la historia de una vida completa que tuve de
todo hasta la fecha, y podría ser tema de un libro completo lleno de
satisfacciones por los logros conseguidos.
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