jueves, 21 de agosto de 2014

LIDERAZGO EMPRESARIAL.

En la actividad que desarrollamos que corresponde a ser consultor y cuando tenemos la oportunidad de visitar diferentes negocios que nos permite conocer el desempeño de las personas que actúan como ejecutivos en diferentes niveles dentro de su organización y son responsables de la buena marcha de su empresa, ya sea en forma total o parcial, podemos darnos cuenta de la forma en que se desarrolla la actividad de la institución que tienen a su cargo, podemos darnos cuenta de que cualquier persona exitosa depende de su equipo de trabajo, ya que las organizaciones triunfadoras comparten entre sí de algunas características básicas.

Cada buena organización que vamos encontrando a nuestro paso es poseedora de un buen sistema de trabajo y de un equipo de colaboradores que representan un liderazgo fuerte que en todos sentidos, están coordinados y representados por un responsable que ha tenido la suficiente capacidad de establecer un ambiente favorable dentro del grupo que representa.

Al mencionar el término “Líder” no quiero referirme a “Dictador” quiero con este término referirme a una persona con principios humanos suficientes, que sea comunicativa, inspiradora de buenos conceptos y disponga de una capacitación suficiente para dirigir la organización que representa y pretende llevar a buen  fin. Esta persona marca el tono y la cultura para toda la empresa.

Es de considerarse que los buenos líderes viven, actúan y respiran todo lo que la organización representa, dejando perfectamente claro a todos los miembros que la forman, sobre la misión que pretende realizar. Estos “líderes” se preocupan y se esfuerzan para dejar completamente claro cuál es el papel que les toca desempeñar a cada quien, dentro del grupo y la importancia que representa la contribución individual de cada miembro, que con su resultado, afecta al resto de la compañía.

La importancia de su cargo, representa dar a conocer a cada quien la importancia del trabajo que debe desempeñar y cuándo realizarlo, es clave y debe ser claro para todos: ¿A qué punto pretendemos llegar? ¿Qué es lo que pretendemos hacer? ¿Cuándo nos corresponde hacerlo? y La responsabilidad que tiene cada uno en el desempeño de su actividad.

A este respecto, cabe hacer notar que en los principios de “Adam Smith” (Siglo XVIII, que fue considerado como el padre de la economía) postuló que los humanos estamos motivados por el interés personal. Con estos antecedentes, mencionó que los buenos líderes saben cómo lograr que los intereses sean individuales los mismos a los que pretende llegar la organización. Estos líderes separan y fijan los tiempos: hay momentos en que se requiere una cadena de mando de tipo militar en el que las órdenes fluyen de los niveles superiores a los inferiores, pero también hay momentos en las organizaciones en que los individuos que la integran pueden y deben contribuir con sus ideas y formar parte de las decisiones.


La comunicación es lo más importante para empezar a preparar la respuesta de la organización; y lo que viene finalmente, es el conocimiento del esfuerzo realizado por todo su equipo de colaboradores para dar a conocer el éxito o el fracaso de la organización a su cargo.

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