martes, 2 de octubre de 2018

EL SENTIDO DEL RUIDO EN LA CIUDAD DE MÉXICO.


La semana pasada tuve oportunidad de enterarme por el periódico que la ciudad de México es la segunda en el mundo más ruidosa por el ruido que producen los coches, camiones y autobuses en las calles. Además se le debe agregar el ruido que producen los aviones ya que el aeropuerto se encuentra ubicado en una de las colonias céntricas en la propia ciudad. Esta situación afecta en forma directa el aspecto práctico de nuestro sentido del sonido que es el aspecto apasionado que es “oir” y el  aspecto apasionado es “escuchar”.

La palabra sonido se refiere a la cacofonía de las vibraciones audibles de la vida que se desplazan rápidamente en el aire y llegan a para a nuestros oídos. Igual que ocurre con oír es una herramienta de navegación, un sonido interno que permite al cerebro distinguir entre el suave ronroneo de un gato y el ruido agudo del despertador.

Shakespeare fue un apasionado del sentido del oído, e imploraba al cielo el don de pode “escuchar”. Y su simple plegaria fue atendida con generosidad, lo que ha supuesto una bendición para todos.

Lo que escuchamos cada día nos ofrece un camino invisible al placer en forma de notas, compases ritmos y tonos, ya sea de la música de las esferas como la banda sonora de nuestro propio pensamiento. Para esto, existen tres maneras de escuchar: la percectiva, la emocional y la sensual.

Escuchamos perceptivamente cuando  pasamos de forma deliberada del oír al escuchar, cuando excluimos de forma consciente la distracción del ruido de fondo para concentrar por completo nuestra atención auditiva en algo.

Imagina que estás en una habitación escribiendo a máquina y escuchas la radio y además estás al teléfono.  De repente entra una persona y por su expresión ves que necesita hablar contigo con urgencia. Dejas de escribir a máquina, te despides de tu amigo, apagas la radio y atiendes a la persona que desea hablar contigo.

Escuchamos emocionalmente cuando un fragmento de sonido nos transporta otra dimensión de tiempo y espacio, a la esfera de los recuerdos. Tal vez sea la canción de la radio que te recuerda todo lo que habías intentado olvidar, o la cadencia de la risa de un ser querido, o los susurros de la naturaleza que revelan la presencia del Espíritu, mientras vas de camino a tu trabajo.

Escuchar sensualmente, nos invita a experimentar la vida a través de los sentidos, la música hace que tus pies felices empiecen a seguir el ritmo, o la lluvia que te arrulla y te sumerge en una muy necesitada siesta, o la conversación sincera que te incita a tender una mano o abrazar a alguien con quien te encuentras.

El auténtico despertar de los sentidos es distinguir entre el sonido y la furia del mundo y las escalas mayores y menores de satisfacción en la vida. Hoy pídele al cielo que apasione tu sentido del oído y puedas escuchar bien lo que ocurre en tu entorno.


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