Alex en siesta. |
Leía en
uno de los diarios de esta Ciudad en esta semana que el estrés, la ansiedad y
la depresión son algunos de los trastornos mentales han aumentado entre los
capitalinos. Una gran mayoría de estos padecimientos se deben a la vida agitada
que se lleva después del sismo del 19 de septiembre se agravó el estrés agudo al
postraumático. En descargo se puede decir que una de las razones que la gente
se encuentra a punto de perder los nervios es el cansancio.
Después
de las jornadas normales de actividad, se encuentra un cansancio agradable,
pero la fatiga emocional es tan debilitadora que por más horas que duerman, no
parece que haya una recuperación. Y lo que es peor, la fatiga emocional es una
recarga con suficiente desesperación y angustia como para envenenarse
lentamente
Cada vez
que consolamos a otra persona que todo irá bien, nos ponemos a pensar
automáticamente qué podríamos hacer para que así fuera, sobre todo si sabemos
que el peso de las preocupaciones es una carga muy pesada y lo que podemos
hacer es redistribuir ese enorme peso de forma de que se pueda sobrellevar más
fácilmente.
Esta
revelación me llegó después de que reuniese la valentía necesaria para hacer
una siesta el día que me sentía agobiado. A muchas personas no les resulta
fácil reconocer que duermen la siesta. La siesta de las personas adultas no
debería tener una connotación negativa. Muchas personas creen que la siesta es
solo para los niños, los enfermos, los perezosos y los ancianos.
La frase
“Lo pesqué in fraganti echando una cabezada” refleja que la gente en su mayoría
cree que para los adultos sanos la siesta es la manifestación más flagrante de
holgazanería. Pero las siestas pueden volverte más listo, más rápido y más
prudente de lo que serías sin ellas.
En
ocasiones cuando me siento cansado, incapaz de escribir mi blog, me recuesto un
rato, cierro los ojos y me imagino el artículo que intento componer. Siempre
pasados entre quince y treinta minutos empiezo a imaginar unas cuantas frases.
Tan pronto como soy capaz de leerlo, tomo notas en un cuaderno que tengo a mi
lado, me siento renovado y ansioso por desarrollar el tema.
Sin
embargo, como la siesta creativa es productiva, dormir nunca me ha provocado
sentimiento de culpa, aunque la sola idea de excusarme a media tarde porque
estoy agotado, es suficiente con descansar un rato para volver a tomar el hilo
de la actividad y continuar mi propósito hasta conseguir la finalidad
perseguida.
Cuando
he leído que algunos de los personajes más famosos y formidables de la historia
eran grandes aficionados a practicar la siesta: Winston Churchill, Albert
Einstein, Thomas A. Edison, John F. Kennedy entre otros, considero necesario el
reposo para aminorar la carga diaria de actividades.
Wuau, una siesta es reconfortante para continuar con el resto de tus actividad ya no sentiré remordimiento
ResponderEliminarGracias x la información Dany 😊👌👏👏👏👍