Lago del Club Asturiano-Cuautla. |
La semana pasada salí a vacacionar con mi esposa al
poblado Nepantla cercano a la Ciudad de México a una casa de campo que tiene
todas las características de un pueblo pintoresco por sus bellezas naturales y
se dispone de todas las comodidades menos de algunos avances electrónicos que
permiten entregarse al descanso y olvidarse un poco de las malas noticias, así
como toda la publicidad barata de los partidos políticos que diariamente
recibimos en ciudades y poblados grandes.
Por las mañanas es común escuchar el trinar de las
diferentes clases de pajaros que abundan en esos lugares, sin faltar los cantos
de las primaveras que alegran todo el día y el inigualable canto de los gallos
que desde muy tempranas horas avisan de madrugada la llegada del dia y nos
despiertan en forma muy agradable.
Todo el día transcurre con absoluta tranquilidad,
permitiendo tiempo para hacer varias cosas y entre ellas, olvidar en parte el
ritmo rápido que se vive en la Ciudad de México, dejando atrás las rutinas
diarias que con frecuencia tenemos en mente por realizar. El día transcurre muy
lento, tomando en cuenta que se puede pensar en varias cosas y hacer otras
tantas que surgen en ese momento.
Otra ventaja que se dispone en ese lugar, es que a
cuatro kilómetros de distancia está ubicado el “Club Asturiano-Cuautla” que es
un verdadero paraíso, dispone de todas las comodidades de hoteles, albercas,
olas de agua, altos toboganes a las albercas,
restaurantes para todos los gustos, servicio de internet en todas las
instalaciones, campo de golf, canchas de futbol, basketbol, tenis,
instalaciones deportivas para boliches, así como salones para diferentes
actividades.
En este Club tuvimos oportunidad mi esposa y yo, de
disfrutar todos esos lugares, con unas vistas preciosas, utilizando las
instalaciones, los servicios de restaurantes y recorriendo las diferentes
instalaciones, así como gozando de una tranquilidad completa en un centro de
diversiones con todas las comodidades del Club y rodeados de gente bonita que
permanecía en esas fechas en esos lugares.
Por
la tarde noche después de un día completo de paseos, descanso y servicios,
regresábamos a la casa de campo, donde llegábamos a continuar la estancia llena
de tranquilidad y a disfrutar de otros servicios personales y de mucha
tranquilidad, dedicando tiempo suficiente para descanso de días agradables y
aprovechando el tiempo para dedicarlo a la lectura de un buen libro.
El
clima fue maravilloso, días soleados, aire limpio, los paisajes muy pintorescos
y la temperatura ideal, todo confrontaba para mejorar el paseo y sobre todo
aprovechar esos días para hacer lo que diera tiempo de visitar diveros lugares.
Sobre todo disfrutar los paisajes de un pueblo que fue la cuna de Sor Juana
Inés de la Cruz, en Nepantla.
El
camino de la Ciudad de México a Nepantla, es una maravilla, porque se toma la
autopista México-Puebla, Chalco-Cuautla y en hora y media está uno en ese lugar
en forma directa, saliendo a la altura del Centro Asturiano para disfrutar de
un lugar maravilloso para vacacionar.
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