Durante
los últimos cincuenta años ha cambiado mucho el estilo de vida y los cambios se
apreciaban más rápido que hoy en día ya que en
los años setentas, la televisión estaba en sus albores debido a que
apenas empezaba a entrar a los hogares mexicanos. Quienes tuvimos oportunidad
de vivir esos años, recordamos que en pocos lugares se notaba la entrada de
este progreso y modernidad.
Recuerdo
que para mucha gente empezaba a darse cuenta como se desarrollaba una corrida
de toros, un juego de futbol entre equipos de liga mayor, un juego de beisbol,
los espectáculos de lucha libre y de box, que muchas veces alcanzábamos a
escuchar la radio cuando estaban en su apogeo los cronistas como “El Mago
Septién”, Angel Fernández, Jorge “Sonny” Alarcón, Fernando Marcos, José Ramón
Fernández Entre otros de la larga lista que surgieron en televisión.
Con el
pequeño contenido en que empezó la televisión, penetró paulatinamente a los
hogares mexicanos como señal de progreso y modernidad y con ello la pantalla
chica no competía con la vida real, pero sí llegaba mucho a la armonía del
hogar, desplazando poco a poco a la radio que por muchos años había ocupado la
atención del público en sus diferentes edades.
Por
aquellas fechas las ciudades eran muy seguras y veíamos los espacios públicos
llenos de familias con sus hijos o simplemente los niños y jóvenes que se
reunían en diferentes sitios para practicar algún deporte no importando su edad
y sin riesgo de algún extravío o pérdida de domicilio por alguna causa de otra
naturaleza.
Hoy en
día los niños ya no necesitan salir a jugar aprovechando el sol, el aire y la
posibilidad de compartir con otros niños en la cordialidad de grupos amistosos;
sino solamente se conectan a jugar en sus diferentes equipos electrónicos,
permaneciendo horas en esa actividad en perjuicio de su salud física.
Con el
apoyo de los equipos electrónicos, ahora hemos modificado muchas conductas y
rutinas, como es el caso de que no existen las oficinas de telégrafos y el
servicio de correos se ha limitado tanto su actividad, al grado que muchas
gentes no conocen una Oficina postal porque nunca la han necesitado.
Suplantación
de hábitos, ya no decimos con euforia “feliz cumpleaños” ni damos abrazos de
felicitación, simplemente lo escribimos en una pantalla y anexamos un simpático
recuadro alusivo con lo que damos por concluido nuestro entusiasmo. Los niños
de corta edad, ya manejan con eficacia los teléfonos electrónicos y los adultos
portan para todos lados su “celular” eliminando totalmente los teléfonos fijos
que la empresa telefónica instalaba en las calles para el servicio público.
Hemos
evolucionado muy rápido y las costumbres se han modificado en los últimos 25
años, por lo que la persona que no se actualiza y no se adapta a los avances
tecnológicos, no solamente vive en el pasado, sino que puede considerarse como analfabeta
de la electrónica.
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