Olvido de llaves. |
Con
frecuencia he escuchado la frase “si es
mayor de edad se le olvidan las cosas”
la descarto y desacredito porque se ha notado antes y ahora más, que a
los jóvenes también se les olvidan
demasiadas cosas y a los adultos también.
No te ha pasado que al momento de que te presentan a otra persona, y
quien hace la introducción, olvida de momento el nombre de ésta. También cuando
estás recomendando a otra gente una película que acabas de ver, y te olvidas
del nombre? Estos pequeños olvidos de la memoria ocurren cuando casi tienes la
palabra –en la punta de la lengua- y no aciertas
a recordar su nombre.
Conozco
un amigo y me dice que estos pequeños olvidos no tienen nada que ver con la
palabra que no recuerdas, sino que todo radica en su sonido que en su mayoría
es arbitrario y carece de sentido y por ello se dificulta la memorización, por
eso la solución está en pronunciar con frecuencia esas palabras. Me decía mi
amigo, que por eso en los entrenamientos que tienen los vendedores, su
instructor les hace repetir varias veces el nombre de las personas que serán
sus futuros clientes.
Es
recomendable utilizar recordatorios que pueden ayudar a evitar olvidos,
procurando anotar palabras clave que son representativas de lo que debemos
hacer y ponerlos en algún lugar visible. Con frecuencia entramos a una
habitación en busca de algo que al permanecer
en ella tenemos un distractor y se nos olvida a qué íbamos. En esos casos lo
que debemos hacer, es regresar al lugar inicial y de inmediato recordamos el
objeto olvidado.
Cuántas
ocasiones nos ha ocurrido que no localizamos nuestro teléfono celular, y al
guardar el traje de calle se hizo con el móvil guardado en alguna bolsa del
saco. Debemos recurrir a otro teléfono fijo o móvil para marcar nuestro número
y casi de inmediato localizaremos el lugar preciso donde se encuentra. Estos
pequeños olvidos no son determinantes para considerar que nos está fallando la
memoria; lo único que ocurre es que no hemos dado la información necesaria para
recordarlo, es una distracción que le puede ocurrir a cualquier persona, joven
o anciano que ejecuta las cosas pensando en otras cosas, sin registrar con
precisión la información adecuada.
Una
solución para estos casos es que la noche anterior al terminar la actividad
diaria, vaciemos los bolsillos en una pequeña caja donde se depositen todos
nuestros útiles personales (reloj, lentes, cartera, monedero, documentos de
identificación y otros objetos) y a la mañana siguiente al vestirnos, debemos
guardar nuevamente todo el contenido de la cajita en nuestra vestimenta
evitando cualquier olvido del día anterior.
Otra
forma de estar en condiciones para alertar al cerebro y fortalecerlo, es a base
de ejercicio físico que con la práctica diaria activa las facultades mentales,
incluyendo la memoria, debido a que estimula la respiración y tonifica los
pulmones que logran vigorizar la sangre y purificar la circulación, que cruza
por todo el cuerpo.
Para
mucha gente estas cosas pueden sonar inciertas por ser tan insignificantes,
pero llegan a ocurrir con frecuencia a personas adultas y mayores por falta de
cuidado al no registrar las cosas menores; por eso son muy recomendables los
recordatorios que deben ser claros y ponerlos
a la vista (Ley del Tropezón) para que resulten útiles y sirvan de apoyo a la
memoria de las personas que llegan a sufrir estos olvidos temporales.
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