miércoles, 11 de enero de 2017

LOS REYES MAGOS.

Los  Reyes Magos es el nombre por el que la tradición cristiana denomina a los Magos, nombre que reciben los miembros de la iglesia que se distinguían por sus avanzados conocimientos en el antiguo oriente y que con motivo del nacimiento de Jesús de Nazaret acudieron desde el oriente a rendirle homenaje y según costumbre se comenta que le llevaron regalos.

Lo curioso es que hasta el siglo VI es cuando se distingue a los tres magos con sus atavíos a la moda persa identificando por sus nombres Melchor, Gaspar y Baltasar, representan distintas edades. Hasta el siglo XV se dio a conocer que el rey Baltasar representa a la raza negra, y los tres representan  las tres razas de la edad media. Melchor personifica a los europeos, Gaspar a los asiáticos y Baltasar a los africanos.

En nuestro mundo ha surgido una tradición como una parte de la religión catolica, aunque yo recuerdo en mi niñez más bien se enfocaba a representarlos a base de los regalos que recibíamos el día 5 para amanecer el 6 de enero y con emoción queríamos llegar de la  escuela a medio día a casa para jugar toda la tarde hasta el anochecer.

La tradición decía que debíamos dejar un zapato usado en una caja vacía en la sala de casa por la noche del día 5 para que amanecieran los regalos el 6 y antes que nada por la mañana corríamos con toda emoción a buscar los  regalos, con una nota indicando “que debíamos mejorar nuestra conducta” entre otras cosas más gratas.

En la escuela eran días de muchos comentarios con los compañeros: por la cantidad de juguetes, su tamaño, colores, clase, de cuerda o manuales. En aquellas fechas (antes de la segunda guerra mundial) la mayoría de juguetes fueron de cuerda para accionarlos. Los manuales: trompo, yo-yo, balero, cochecitos, pistolas entre otros. Sin faltar balones y accesorios de béisbol que fue el deporte favorito.

Las añoranzas de esos tiempos son recuerdos muy gratos porque la mayoría de juegos se hacían al aire libre y bajo el sol lo que ayudaba mucho a que desarrolláramos el ingenio para disfrutar mucho mejor los momentos de juegos.

En aquellas fechas no se conocía la  televisión y solamente se utilizaba el radio. Tampoco se conocía la electrónica, por lo que nuestros juguetes no ameritaban que permaneciéramos encerrados para utilizarlos, manejábamos la imaginación para sacar el mejor provecho de ellos al darles mejores aplicaciones para su uso y utilizarlos en conjunto con otros compañeros de juegos a base de competencias y marcadores. Soplaban vientos de tranquilidad.

Desde luego que para nosotros la llegada de los Reyes eran fechas muy esperadas, aunque de antemano sabíamos que nuestros reyes siempre habían sido dos los que nos querían y nos protegían y resentíamos su  rigor cuando era necesario, esos sabios tratamientos y consejos nos formaron como gentes de bien y gracias a esas muestras de amor y rigor nos guían hasta la fecha.

Ahora ya no están físicamente, pero siguen disponiendo de esa magia con la que siempre me trataron, por eso los llevo en la mente y con el corazón les doy las gracias y les bendigo en el lugar donde se encuentren.



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