Durante
el curso de la semana pasada, todos los capitalinos sufrimos una severa
contaminación del aire que respiramos y fue necesario que las autoridades
capitalinas tomaran medidas extremas para proteger la salud de todos los
habitantes.
Como
de costumbre los automóviles particulares fueron los primeros en resentir estas
medidas por la prohibición para circular determinados días sin importar si el
número es 0 o doble 0 de acuerdo al número de placa y color de la calcomanía de
verificación.
No
así para los autobuses de transporte público, taxis, patrullas y camiones de
servicio público. Además otro tipo de medidas de seguridad para los niños en
las escuelas que no pudieron salir al recreo, tampoco se pudo hacer deporte al
aire libre y se nos recomendó permanecer en lugares cerrados para no respirar
el aire contaminado.
Aun
se escuchan los comentarios de que esta situación la propició la Suprema corte
de justicia por la contaminación, por el otorgamiento del holograma 0 a
vehículos que pasan las verificaciones, aún el caso de disponer más de 8 años
de antigüedad. Esta resolución dio como resultado que 1.8 millones de vehículos
tuvieron la oportunidad de brincar de la calcomanía 1 a 0. Se calcula que
unos 600 mil corresponden a la Ciudad de
México y 800 mil al Estado de México.
Una
ciudad tan grande como es la Ciudad de México y con su elevado número de
habitantes, genera grandes problemas como es el caso de cinco o más
manifestaciones y bloqueos diarios que provocan contaminación. Así mismo el
transporte de vehículos de carga y el transporte público también generan
problema; la creación de jardineras que han ubicado en diferentes calles
céntricas son causa de congestionamientos que antes no había. Pero como es
costumbre la autoridad suele castigar a los automóviles privados.
Los
autobuses y las micros que hacen el transporte público resultan obsoletos por
falta de inversión y eso provoca que la gente no utiliza sus servicios, por lo
que los usuarios particulares optan por utilizar diariamente sus autos privados;
a esta situación se agrega el servicio del Metro que habiendo sido un gran
acierto hace muchos años, actualmente se ha saturado y sus frecuentes fallas
vuelven los traslados incómodos y lentos.
Para
los que vivimos en esta Ciudad es necesario que reflexionemos sobre el
desarrollo y la limpieza de nuestros parques y jardines, nuestras banquetas que
son las que utilizamos con frecuencia, así como nuestras colonias y sus desarrollos
humanos, para contribuir con ello al rescate de nuestra casa para hacerla más
confiable y poder respirar en ella.
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