Por
tener pendiente un viaje que debía realizar en este año, fue el motivo por el
que suspendí el envío de los dos blogs la semana pasada, pero ahora empezaré
haciendo mención de algunas cuestiones que me llamaron la atención desde la
salida en el aeropuerto de la ciudad de México, con destino a una ciudad de
Estados Unidos.
El
viaje lo realicé en compañía de mi hijo Daniel quien de antemano debo reconocer
que es un magnífico compañero de viaje.
Llegamos al aeropuerto con toda anticipación para salir en uno de los primeros
viajes por la mañana, en una compañía de aviación mexicana que está a la altura
o tal vez mejor que cualquier compañía de aviación extranjera de las que vuelan
a México.
Registramos
la salida en las instalaciones de la Compañía, pasando por el detector de
metales en control de aduanas y personal de migración en revisiones a los
pasajeros para evitar el paso de artículos prohibidos. Estos registros fueron
normales y muy rápidos, con la certeza de que ninguna persona portaba alguna
arma prohibida.
Las
ciudades americanas disponen del mismo toque de primer mundo y cada una tiene
su encanto de atractivo que agrada al turista para satisfacer la perspectiva
que busca si se trata de negocios, vacaciones, paseos, compras, restaurantes,
escuelas, teatros y en general la
actividad que se requiera encontrar.
Los
capitalinos extrañamos que al transitar en automóvil sus calles, encontramos carpetas
debidamente pavimentadas como debe ser la conservación de la ciudad; a
diferencia de nuestra ciudad capital que se encuentra llena de hoyos, con
marchas y plantones que frecuentemente nos dañan el automóvil, la bilis y la
paciencia.
La
estancia resultó muy agradable con todas las comodidades durante la llegada a
hoteles, restaurantes y demás servicios que se brinda al público, con facilidades
para arreglar nuestros compromisos y en conjunto resultan estancias agradables
que nos hacen disfrutar de todas las comodidades que se otorgan al público en
general y al turista en particular.
El
clima correspondió a temperaturas algo agradables, días con un poco de sol, con
nublados, lluvias frecuentes y pequeñas corrientes de aire que nos hicieron
sentir la entrada del frío de diciembre que ya se deja venir en horas de la
mañana, así como por la tarde y noche, donde empieza uno a detectar que se
acerca el clima frío en donde los días son más cortos y es necesario tomar las
providencias necesarias para hacer frente al invierno que ya se encuentra muy
cerca.
A
nuestro regreso llegamos en buena hora al aeropuerto para devolver el automóvil
que previamente habíamos rentado durante nuestra estancia y desde luego lo
hicimos con una dotación de ropa adecuada y gruesa para hacer frente a la
mañana fría. Al estar esperando el autobús que transporta al pasaje de la
oficina al aeropuerto, llegó una familia americana con sus dos hijos y la niña
de unos diez años de edad, iba vestida con una playera ligera y manga corta y
decía que no hacía frío y a recomendaciones de sus padres, se arropó con un
ligero suéter y no de muy buen agrado. (brrr…)
Los trámites de regreso fueron normales en el registro
de pasajeros, y al pasar migración americana, casi nos desvisten y nos hicieron
quitar los zapatos para pasar por la cámara detectora de metales, pero el
extremo fue que me tocó número aleatorio y fue causa de revisión completa, por lo que me revisaron hasta las muelas y
todo el cuerpo y finalmente con rayos detectores las palmas de las manos para manejo
de explosivos.
Finalmente el viaje fue benigno y al aterrizar el
avión en la pista de la ciudad de México, agradecí encontrarme nuevamente en mi
país y volver nuevamente a la normalidad después de un viaje agradable y muy
necesario a realizar. Ya me encontraba en compañía de mis familiares y amigos,
de manera que ahora continuaremos con la publicación de mi blog, teniendo cerca
las fiestas decembrinas y las vacaciones de fin de año.
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