jueves, 6 de agosto de 2015

FIJARSE METAS MUY ALTAS.


MOISES DE MIGUEL ANGEL.
En mis lecturas de juventud, recuerdo que en alguna ocasión encontré una máxima sentencia que decía: “Nosotros somos los arquitectos de nuestro propio destino” y este texto me hizo reaccionar a mi situación de estudiante en provincia y entre otras cosas, reaccioné para continuar estudiando y lo tomé en cuenta para venirme a la ciudad de México, en vez de irme a la Universidad Veracruzana que estaba en sus inicios por los años cincuenta.

 

También recuerdo que leí en una enciclopedia alguna lectura sobre Miguel Angel –pintor, escultor, arquitecto y poeta italiano, como figura destacada de las artes plásticas, que siguió trabajando hasta los 89 años, casi sesenta años por encima de la esperanza de vida de aquella época, quien hablaba de tener esperanzas y fijarse metas muy altas.

 

Una elevada meta que tardó cuatro años (1508 a 1512) y hablando de las alturas, vale la pena contemplar la Capilla Sixtina, tendido boca arriba sobre un andamio, trabajando sobre un proyecto que otros artistas de menor talla habían descartado por imposible.

 

Así mismo cuando le preguntaron ¿Cómo fue capaz de crear la estatua de  Moisés? Respondió: “Que en realidad Moisés ya estaba en el mármol, él se limitó a quitar lo que sobraba para que éste pudiera salir a la luz”.

 

Cuando tuve oportunidad de visitar personalmente esos lugares con mi esposa y mis dos hijos pequeños y conocer esas majestuosas obras en el Vaticano en Roma y Moisés en la Iglrsia de San Pedro Encadenado, me quedé impactado por la majestuosidad de las obras, el espíritu que parecía salir del mármol era el realizador invitándome a pensar en grande en mis propios proyectos.

 

Es importante que aprendamos a transitar teniendo confianza en nosotros mismos, sin hacer caso de nuestros temores. Es preferible actuar y fracasar que no haber actuado nunca, para poder comprender si tus planes hubieran tenido éxito o no. De otra manera siempre tendrás la duda de cuál hubiera sido el resultado.

 

Se consciente en el fondo de tu corazón de que nunca has fracasado y nunca fracasarás. Lo que tradicionalmente calificamos como tal no hace sino frenar la posibilidad de intentar y cometer errores. Y los errores son precisamente la única respuesta que puede ayudarte a crecer como persona. A este respecto, leí también alguna vez que un periodista que entrevistó a Thomas Alva Edison preguntándole ¿Cómo se sentía después de haber fracasado veinticinco mil veces en sus intentos de inventar el foco? –con mucha calma Edison le contestó- ¡Ahora conozco veinticinco mil formas de cómo no hacer un foco!

 

En tu caso es importante no utilizar mucho el término “fracaso” contigo mismo ni con ninguna otra persona, recuerda que cuando las cosas no salen como lo habías previsto, no has fracasado, sino que solamente has aprendido un resultado. Realiza actividades en las que anteriormente no hayas mostrado mucha destreza. La mejor forma de vencer el miedo al fracaso y ver las cosas con optimismo es hacerle frente a la situación en lugar de sentirse culpable por un resultado poco satisfactorio.

 

Recuerda que posees una inteligencia única y solamente tú eres capaz de obtener y conseguir lo que siempre has proyectado porque si nunca intentas llevar a cabo una propuesta, nunca sabrás cual es el resultado y es posible que siempre vivas con una duda que tuviste la posibilidad de conseguir buenos resultados.

 

Compórtate como un guerrero que al aceptar un proyecto, siempre lo realiza con la seguridad de que va a obtener resultados positivos y sobre todo me refiero a los jóvenes que han recibido una capacitación académica completa y disponen de conocimientos suficientes para probar que sí pueden realizar cualquier proyecto. Para eso nos hemos preparado toda la vida y lo más importante es demostrarnos que sí podemos con un poco de esfuerzo, conseguir buenos resultados.

 
 
 

 

 

 

 

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