Puedes
tener la idea de meditación como: de
alguna cosa que lo piensas mucho para hacerla, de una persona devota
rezando en el interior de una iglesia, de estar sentado incómodamente en la
posición de flor de loto, de ser una creencia antigua fuera de moda, práctica
común de algún chamán, o en alguna forma de concentración profunda, sin darte
cuenta si estás respirando o no.
Todas
estas formas no resultan muy sugestivas y además resultan incorrectas, pero son
muy adecuadas para darnos una idea, del porqué mucha gente no práctica la meditación. Sin embargo podemos darnos
cuenta de que existen razones psicológicas y espirituales por las que debemos
practicar regularmente la práctica de la meditación por la unión que existe en
conectar: mente, cuerpo y espíritu.
Por
lo mismo, la meditación espiritual te ayudará a ser consciente como una
expresión de lo divino en la naturaleza que puedes reconocer en ti mismo y en
la naturaleza, así como en las demás gentes que te rodean, el amor y la dicha
que son inseparables al espíritu ya que constituyen su esencia y por lo mismo,
empezarán a impregnar tu vida.
La
meditación es un proceso muy simple y por consiguiente existe mucha confusión
al respecto. Para algunas personas disponen de mucho recelo porque consideran
que es algo misterioso y extraño y en esos casos se teme a lo que no se sabe,
por lo que la práctica de la meditación es una forma de evitar esas confusiones
que existen en la mente para continuar a puntos más profundos, para conectar
con la sabiduría interior.
Mi
propósito no es darte una explicación al
menos por ahora, cómo debes meditar ya que para tal objeto existen mucho
material en forma de: libros, cursos útiles, cintas, cursillos, manuales y
casetes para que tú aprendas haciendo y lo practiques para tu propio beneficio.
Mi propósito más bien se refiere a exponer que al utilizar la meditación, no es
una práctica exclusiva para aquellas personas que dispongan de una profunda
contemplación, descuidando otros aspectos como es el caso de las
responsabilidades sociales.
Puedes
permanecer en algún momento a solas para rezar, escuchar música, leer, estudiar
o trabajar. Puede ser una acción rápida, intelectual o cualquier otra actividad
física o creativa, (yo acostumbro practicar
la carrera y trotar por la mañana temprano y medito), es algo personal. Puedes disponer de un jarrón de
flores frescas, lo importante es obtener una sensación de paz y tranquilidad,
procurando prestar atención a nuestro “yo
interno”.
Para
lograr este objetivo, debes concentrar tu atención en la respiración, para
concentrarte en tu interior y hacia el yo
silencioso. Esta acción puedes hacerla en cualquier actividad, por ejemplo
si te encuentras en una reunión, mientras estás tratando un asunto con otra
persona, Simplemente observa y concéntrate en tu respiración durante unos
momentos, pero hacerlo con frecuencia en diferentes ocasiones durante el día.
Puedes
permanecer sentado en cualquier momento del día cuando te encuentras a solas en
una habitación y tratando de observar tu mente, logrando ponerla en paz. En esa
forma podrás darte cuenta de los diferentes pensamientos que entran y salen en
tu mente y te conducen al siguiente pensamiento en forma desordenada hasta que
logran sacarte de control.
Debes
retirarte a un sitio tranquilo donde puedas permanecer sentado en forma cómoda
que te permita relajar tu cuerpo. En seguida puedes cerrar tus ojos y dejar que
tu respiración se haga lenta y continúe en forma regular, tranquilizando tus
pensamientos hasta conseguir comunicarte con tu silencio interior. Este momento
de meditación lo puedes practicar
durante unos veinte minutos a media hora durante el día. Eso es todo y basta
con que lo consideres importante en tu programación mental. Si lo practicas con
esmero y dedicación empezarás a crear un espacio creativo y sagrado en tu vida
… el espíritu se encargará del resto.
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