La
imaginación del niño llega a ser tan poderosa que hemos visto que ellos hablan
solos, hablan de su amigo imaginario, llevan un cordel con su mascota que puede
ser un perro; y todo ello es imaginario porque nosotros no vemos nada ni a
nadie, pero ellos platican, corren y juegan con sus amiguitos frecuentemente, y
no podemos decirles nada porque nos aseguran que sí es cierto.
En
el tiempo de nuestro crecimiento, vamos recibiendo instrucción de muchas cosas
y recibiendo nuevos conocimientos de diferentes materias lo que nos hace
disminuir nuestro interés por fomentar la imaginación y en ese punto, hemos ido
perdiendo la noción del niño olvidado que llevamos dentro y que hemos hecho
caso omiso durante mucho tiempo, al grado de que a la gente le parecerá extraño
enterarse de estos hechos.
Todas
las edades por las que has pasado se hallan dentro de ti, dentro de tu
conciencia y con fijación en tu memoria. Cuando niños, si algo no salía bien
podías creer que algo malo estaba pasando y seguías creciendo con la idea de
que todo lo hacías bien, tus padres o tus mayores te amarían más y no había
necesidad de castigos o sanciones. A partir de los cinco años aproximadamente,
nos desintonizamos o nos apagamos y empezamos a tomar la decisión por la que
pensamos que hay algo mal y no vamos a tener que ver ninguna función con el
niño.
En
consecuencia, iniciamos una guerra con nosotros mismos y empezamos a criticar
nuestra actitud. Esto se convierte en un patrón de hábito y cuando llegamos a
adultos, la mayoría de nosotros pasamos por alto totalmente al niño que fuimos
y que se encuentra en nuestro interior y lo criticamos, en la misma forma que
muchas veces los mayores nos criticaban a nosotros y es cuestión de repetir el
patrón que llevamos dentro.
Leía
yo alguna vez que alguien le preguntó a Maurice Sendak, autor de cuentos
infantiles, cómo podría expresarse con tanta sensibilidad, y: -Primero
–respondió—tengo que buscar y apresar al niño que llevo en lo íntimo de mi ser.
Y esto se aplica tanto a los que se dedican a la creación artística como a las
demás personas, si queremos acercarnos a lo que es un “don” singularísimo de
cada uno: que corresponde a nuestra identidad individual.
Es
posible que muchos de ustedes ya conozcan este tema y estén trabajando con su
niño interior. Existen diversos libros sobre el tema y se imparten muchas
conferencias y talleres de trabajo sobre este contenido. Existe una gran
cantidad de ayuda que se ofrece en libros y existen algunas asociaciones que
imparten dictados y pláticas en este aspecto y lo importante es que no estás
solo ni te sientas indefenso, pero necesitas comunicarte y solicitar ayuda a
fin de que se te brinde la asistencia debida.
Otra
sugerencia que puedes hacer para ubicarte con tu niño interior, es buscar una
fotografía de ti mismo cuando eras pequeñito y verla con mucho detenimiento
para que aprecies muy bien a una creatura pequeña y la aprecies: feliz,
contenta o pensativa y lo que debes hacer es ponerte en contacto con él. Puedes
iniciar un diálogo con preguntas que tú creas; las respuestas te llegarán en su
momento. Es posible que después hagas lo mismo pero frente a un espejo y
trátalo como a ti te gustaba que te trataran.
¿Cuáles
fueron los diálogos que te gustaría haber recibido de tus padres y haber
escuchado cuando eras niño? Trata esas preguntas y otras que nunca te hicieron
y a ti te hubiera gustado saber, Repítelas con frecuencia y de preferencia a
diario durante un mes, después de eso espera y es posible que quedes
sorprendido cuando veas lo que ocurre.
Tal
vez muchas de las creencias que tenías de pequeño las conserves y se encuentren
dentro del niño. Por ejemplo si tus padres fueron muy estrictos contigo y tú
eres sumamente rígido contigo o tiendes a ver obstáculos en todo, es muy
probable que aun conserves esas reglas de tus propios padres. Si continúas
criticándote con frecuencia cada vez que te equivocas, es una razón por la que
te debes sentir angustiado para ti mismo, así como para tu niño interior en
cada uno de tus despertares y de ahí puede ser que observes muchos inconvenientes
que tú mismo te planteas con frecuencia. De esta formación tus padres no tienen
culpa alguna, ya que ellos estaban haciendo lo que suponían correcto en esa
época. Tú te encuentras muy independiente a ellos y eres la persona con quien
vas a vivir siempre. Acéptalo así y acéptate incondicionalmente de todo corazón
te sentirás más tranquilo y podrás vivir mucho mejor.
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