lunes, 24 de septiembre de 2012

LA SOLEDAD QUE VIVIMOS.


LA SOLEDAD QUE VIVIMOS.
La vida actual nos ha impuesto muchas modalidades, tal vez por el crecimiento de población, las nuevas técnicas, el avance de la ciencia en el campo de la investigación, en el área de las comunicaciones, todo ello ha contribuido a que en las grandes ciudades se viva más aprisa y por lo mismo cada quien subsiste para atender sus problemas, y por lo mismo se observa que la gente vive cada vez más separada de sus semejantes originando una serie de rutinas que le va aislando de ellos entre sí, y sin cerciorarse bien de su vida, aprende a permanecer con frecuente soledad.

 La soledad puede considerarse como un semillero del que surgen muchos malestares que afectan en forma directa la espiritualidad del hombre actual, al grado de poder considerarse como una enfermedad humana debido principalmente a los graves problemas que origina, al grado de que diversos pacientes han llegado a buscar ayuda médica, cuando han llegado al grado de convertirse en suicidas frustrados, cuando pusieron al descubierto que la soledad había sido la causa que les motivó verse orillados a privarse de la vida.

Reconocido el caso de los alcohólicos anónimos, agrupados en organizaciones civiles, varios de ellos han reconocido que la soledad es la que les obligó a iniciarse en la bebida, hasta encontrar en ella un aliado eficaz para poder huir de la realidad.

En otros niveles de población se ha llegado a determinar que la soledad no considera edades ni condiciones sociales de población, se encuentra desde pequeñas edades como son los niños, cuyos  padres no les prestan la debida atención y les hacen vivir en una marcada soledad que les afecta en su estado de ánimo por sentirse incomprendidos al estar separados de ellos.

En los matrimonios actuales en donde ya casados o viviendo en pareja, se sienten extraños el uno al otro, aun cuando se considera que viven en la mayor intimidad y aun en estas condiciones, se dan diversos casos en que no llegan a conocerse y su circunstancia les hace vivir en forma distante, en perjuicio de sus relaciones que cada vez se ven más deterioradas.

Tal vez los dramas más fuertes de soledad, se localizan en los ancianos que al llegar al ocaso de sus vidas, a menudo les hacen sentir, o ellos mismos se sienten inútiles e indeseados y en esas condiciones consideran que son una verdadera carga para sus familiares cuando los marginan y aun en hogares con familias numerosas, viven en forma aislada por el trato que reciben, al sentirse que son una carga improductiva.

Mucha gente se preocupa por permanecer en grupos organizados como son los clubes, donde forman parte de equipos deportivos, participando en diversas competencias; o bien, acuden por sistema a funciones en teatros, salas de conciertos, visitas guiadas a museos, participan en fiestas con diversas celebraciones, o se inscriben en viajes, en seminarios o convenciones para asistir a numerosas poblaciones. Y finalmente nada consiguen con ello, siguen sintiéndose en medio de una soledad constante.

Quienes se encuentran ante este dilema, deben reconocer primero que se encuentran en un estado de soledad, y admitir que es un malestar que está minando su dicha y privándoles de cuanto tiene la vida de brillante y hermosa y que continuar en ese estado, puede llegar el momento de afectarle su salud con una grave enfermedad.

Debemos tomar en cuenta que hay momentos en la vida que necesitamos de ciertos períodos de aislamiento, ya sea por algún tratamiento especial, por fortalecimiento de nuestro vigor físico y espiritual, o como un retiro temporal que puede prolongarse a las necesidades; o bien, al gusto de la persona que lo lleva a cabo. Hay casos de personas que sienten la necesidad de pasar a solas algún momento de su vida que puede prolongarse por mucho tiempo, pero que para ello han aprendido a hacer fructífera su voluntaria soledad.

En estas condiciones, es importante la diferencia que existe entre soledad y aislamiento, porque hay mucha diferencia entre estas dos actitudes. El aislamiento es capaz de producir la soledad y con frecuencia así lo hace, aunque no siempre ocurre así; cuando esa reclusión es prolongada, puede sostener una constante comunicación con los medios electrónicos actuales a diferentes lugares o países, a cuyos interesados les brinda respuestas de ayuda y aliento en mejora de sus vidas.

En todos los casos de soledad, debe encontrarse la mejor respuesta para encontrar el gozo contagioso para fortalecer el alma, en ese sentido sí podemos influir con alegría, para encontrar el lado amable que perdure en gozar los momentos que nos producen felicidad y dicha eterna.

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