De
la función respiratoria dependen las demás, debido a que es la que proporciona
el oxígeno a otros órganos, y por ser automática es la que más descuidamos. La
gente procura comer y beber bien, pero pocas veces respira bien: ¿Cuándo fue la
última vez que hiciste una respiración profunda? ¿Cuántas personas se preocupan
por respirar bien?
Existen
varias gentes que han conservado en la zona superior de sus pulmones –la zona
menos ventilada-- ¡aire que lleva allí quince años, o más! De aquí surge la
importancia de que los jóvenes se ejerciten debidamente en actividades que
promuevan una respiración fluida, constante y permanente, pudiendo mejorar su
estado de salud con estas rutinas.
La
segunda clase de respiración, la consideramos como la “respiración profunda” y debe inhalar el aire con el área situada en
la pared del fondo de la boca, que se conoce con el nombre de “área faríngea”,
es la parte que conecta la boca con la nariz y prolonga las aperturas nasales
que terminan detrás de la parte blanda del paladar y comunica a la boca con la
garganta. La acción se siente solamente en la parte de atrás de la garganta
durante la exhalación y se tiene la impresión de que está funcionando como
bomba hidráulica de succión, en la parte de atrás de la boca.
Si
aun se te dificulta un poco este tipo de respiración, es equivalente a la forma
en que lo has hecho desde hace mucho tiempo en forma intuitiva, y es lo que
ocurre mientras te entregas al sueño, ya que mientras duerme el organismo
sensitivo no está funcionando y nos ponemos a respirar profundamente a
determinados intervalos en forma automática. Tú respiras profundamente mientras
duermes, el método sencillo para aprender a hacerlo en estado de vigilia debe
ser parecido al sueño. Para comprenderlo mejor, acuéstate, cierra los ojos,
relaja tu cuerpo y deja caer el mentón e imagínate que estás dormido, dejando
así que tu respiración vaya haciéndose cada vez más profunda; o bien, fíjate
como lo hace alguien cuando duerme profundamente, pronto caerás en cuenta de la
diferencia en sonido y ritmo que existe entre su respiración despierto y cuando
se encuentra dormido.
Es
importante considerar que mientras ejecutas la respiración profunda, debes
tener recta la columna, para no obstaculizar el libre fluir de la fuerza vital.
Además al hacerlo, te acostumbrarás a adoptar la postura correcta, evitando
dejar caer la cabeza hacia el frente y creando una pequeña curvatura de la
espalda.
Para
practicar esta forma, puedes utilizar una silla o permanecer de pie, procurando
que la columna siempre esté erguida, la cabeza derecha, las manos sobre las
rodillas y los ojos cerrados, después concéntrate en el espacio faríngeo
situado en la parte posterior de la boca y contrayendo ligeramente los
músculos, empieza a inhalar aire a través de este espacio, procura hacerlo
lentamente y sin interrupción.
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