La mayoría de la gente es tan feliz como ha decidido serlo, en realidad no es lo que determina su felicidad, sino como reacciona con lo qie tiene. En el caso de perder su empleo sucede que se le ha presentado la oportunidad de vivir una nueva experiencia laboral de independizarse.
En este caso tiene dos posibilidades; la primera de lamentarlo profundamente como una pena ocurrida, y la segunda de ver una oportunidad de buscar otro empleo hasta con mejor horario y remuneración económica que le permita mejorar su vida.
Estamos al mando de nuestra felicidad porque podemos elegir nuestros pensamientos, nosotros los engendramos. He simplificado un poco las cosas, pero el hecho es que nosotros respondemos y reaccionamos ante la vida.
Sin embargo ser feliz no siempre es fácil, puede ser uno de nuestros más grandes retos y, en ocasiones exige de nosotros toda la determinación, disciplina y capacidad de que somos capaces. Tener madurez quiere decir ser responsables de nuestra propia felicidad.
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