sábado, 9 de abril de 2022

ENVEJECIENDO: AHORA ME SIENTO RENOVADO.

 Desde que tengo uso de razón me infunde pavor envejecer, para mí los ancianos constituían una categoría aparte, gente a la que era preciso tratar con infinito cuidado. Me deprimía pensar que tal vez algún día, sería como ellos. Pero ahora a mis noventa años, he descubierto que no me molesta de ninguna manera haber llegado a viejo. El envejecimiento es un proceso natural que depara el destino a los afortunados. 

Tal vez mi situación sea diferente a los de la mayoría de las personas, pues me he consagrado a mi profesión por más de sesenta años, En ocasiones suelen preguntarme: No se cansa de llevar una vida ten comprometida en diversas actividades de atención a empresas? ¿No le agradaría llevar una vida tal vez más tranquila?.

La verdad es que yo disfruto lo que hago ahora más que nunca. Lo cierto es que ahora no cometo la locura  en  que incurría hace varios años en que participaba en actividades en responsabilidades oficiales y en empresas particulares, sin permitirme un solo día de asueto. He disminuido considerablemente mis  horas de actividad y cada vez serán menos. 

Con la edad me estoy asentando, adquiriendo mayor prudencia, pero sigo dedicado a la atención de lo mío, Envejecer puede significar una de dos cosas: adoptar una visión más filosófica de la existencia y adaptarse con buen ánimo a las nuevas circunstancias, o mostrarse abiertamente resentido y declarar la huelga general en contra de la vida.

Cuando siento la tentación de quejarme del tiempo, viene a mi memoria la dedicación de gente renombrada y muy reconocida por ser octogenarios como el caso de el gran pintor austriaco Oscar Kokoschia

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