Según información histórica del lugar, en Kildare, Irlanda cerca del año 480 según cuenta la leyenda, una esclava liberada llamada Brígida fundó un convento bajo un roble al este de Irlanda. Para alimentar a sus fieles le pidió al Rey de Leinster una cesión de tierra que el propio Rey se negó a otorgarle. Ella le pidió que le diera tanta tierra como cubriera su capa, pensando que bromeaba él accedió.
Cuando Brígida arrojó su capa al suelo, se extendió por dos mil hectáreas, creando las llanuras que se encuentran junto al poblado religioso que fundó en Kildare (del irlandés Cill Dara, "Iglesia del Roble").
Un milenio y medio después, un culto nuevo de Santa Brígida está prosperando en Kildare, aun cuando la iglesia católica está experimentando un retroceso en Irlanda.
Gran parte del interés es el resultado del énfasis de los seguidores de Santa Brígida en la naturaleza, la ecología, la sanación y su alejamiento de la fe patriarcal del catolicismo irlandés tradicional. "Vienen en grupos de todo el mundo, grupos interreligiosos, grupos sin fe, monjes budistas, todo tipo de personas", dijo Rita Minehan una de las tres monjas de la Orden Brigidina (Luz de Brigida), un eremitorio y centro de oración en las afueras de Kildare.
La leyenda de Brígida se extendió hace unos siglos por el noroeste de Europa, llevada por los misioneros irlandeses mientras restablecían el cristianismo después de la caída del Imperio Romano. Los peregrinos llegaron al pozo de Santa Brígida, un manantial cerca de Kildare, para recitar oraciones católicas y buscar la bendición de la Santa cerca del día de su fiesta patronal el 1o. de febrero.
Este año al atardecer de la víspera del día del día de Santa Brígida, varios cientos de fieles, en su mayoría mujeres, encendieron velas de una llama junto al pozo. Angela Seoighe, una profesora jubilada, tejió a mano una cruz gigante de Santa Brígida hecha de paja. La hermana Phil O´Shea, recito un nuevo tipo de oración "La tierra está despertando de su sueño invernal" Brígida trae la primavera".
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