miércoles, 23 de diciembre de 2020

NOCHE DE PAZ, NOCHE DE AMOR


Todas las Navidades, el mundo entero canta un villancico que nació hace l76 años en una aldea de Austria en donde se dice que la nieve caía suavemente sobre las casas de madera de Oberndorf, cerca de Salzburgo, solamente la iglesia de San Nicolás no se respiraba alegría aquella tarde del año l818, y el padre Joseph Mohrt descubrió el órgano dañado.

Esa Nochebuena el padre Mohrt visitó a Gruber y le entregó lo que acababa de escribir y le preguntó si podía componer una melodía que revisó de inmediato, se sentó al piano y comenzó a trabajar una melodía sencilla y para que la misa de gallo tuviera música que ellos dos habían preparado y que posiblemente no pensaban volver a tocarla.

Para fortuna del mundo el mundo en l824 o 1825 contrató al constructor de órganos llamado Carl Mauracher quien encontró la canción de Mohr y Grubeer en el coro de la Iglesia, y la dimensión universal de su sencillez lo cautivó y le pidió una copia de la canción. Gruber que se hallaba supervisando la reparación del órgano accedió de buen agrado.

Al marcharse de Oberndorf, Mauracher se llevó la obra. Y la gente que después la conoció a través de él quedó encantada tanto con la letra como con la melodía. Pronto, varias compañías de cantantes tiroleses de estilo popular que recorrían Europa, la añadieron a su repertorio dando as conocer la interpretación de la nueva canción.

Con esos antecedentes se inició la circulación de esa nueva canción que rápidamente dio la al mundo y fue muy conocida hasta la fecha, conociéndose que por varios años ha ocupado el primer lugar en popularidad.

Hoy ya no hay controversias acerca de quienes la compusieron. En Austria se erigieron monumentos en honor de Mohr y Gruber, y el legado de esos hombres se ha convertido en parte esencial de la celebración de la Navidad en todo el mundo, Williiam Sytudwell, quien es experto en villancicos dice: “Noche de Paz es el símbolo musical de la Navidad.

Es verdad hoy se canta en los cinco continentes y en muchas lenguas, desde el alemán hasta el japonés, desde el suahili hasta el afrikanés, desde el español hasta el ruso, siempre como expresión del mismo sentimiento de paz y alegría.

 

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