miércoles, 22 de noviembre de 2017

ISAAC NEWTON Y SU LEY DE GRAVITACIÓN.

Isaac Newton.
Recuerdo que en mis clases de física en la escuela primaria y de esto hace ya varios años, me enseñaron mis maestros que Newton había descubierto la  gravitación estando recostado a la sombra de un árbol observando el azul cielo, y por casualidad vio caer una manzana al suelo.

Con el paso de los años y en la capacitación de otros cursos superiores, me enteré que lo de la manzana fue solamente un mito,  porque Newton considerado el principal y más genial científico del mundo moderno, era también un místico apasionado y uno de los últimos más grandes magos.
Newton practicaba la alquimia y se interesaba por el ocultismo. En realidad sus grandes teorías surgieron a base del crisol y junto al fuego
del alquimista.

Por desgracia siembre estuvo obsesionado y vivió una existencia solitaria y retraída en su búsqueda espiritual, temeroso de que si se descubrían sus prácticas alquímicas y su pasión por la magia quedarían desacreditadas sus contribuciones científicas que incluían la alquimia intelectual que transformaría la visión humana del universo.

Tampoco era el puritano idealista que siempre nos han presentado, sino un hombre de carácter torturado y obsesivo que ponía en peligro su salud en su aspiración permanente de entender el universo a través de todos los medios a su disposición.

Entre tales medios se contaban el estudio de la Biblia como texto adivinatorio en lugar de como dogma, la práctica de la magia natural, el recurso a la astrología y a la numerología cuando desarrollaba experimentos matemáticos y sobre todo de desvelar los secretos del cosmos mediante la alquimia considerada por la iglesia como la más oscura y peligrosa de las prácticas mágicas.

Por increíble que parezca, existen semejanzas entre la decisión de Newton de desoír la Llamada divina y ocultar su atracción por la alquimia, debido a presiones culturales y sociales.



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