martes, 12 de septiembre de 2017

DRIMERS A PUNTO DE SER DEPORTADOS.

Se ha demostrado que el hombre en la actualidad para para serlo, necesita de cualidades indispensables que equivalen a pertenencias como son: pueblo de origen, casa para vivir y leyes que lo rijan y así la derivación de ser ciudadano si pertenece a una sociedad, con sus derechos reconocidos y que pueda vivir dentro de márgenes de seguridad.

Estos parámetros son necesarios para que pueda vivir con tranquilidad en un lugar propio para hacerlo y ser poseedor de gozar de sus derechos que le permitan vivir con tranquilidad, donde se tejen en prácticas  las leyes que le amparan y son aplicadas y resguardadas por las instituciones que prevalecen activas.  Quitarle patria es equivalente a quitarle despojarle de sus derechos y extirparlo de la comunidad a que pertenece.

La eliminación del DACA debe entenderse en estos términos ya que arrebatarles patria a miles de jóvenes, equivale a convertirlos en “apátridas” que serán personas sin sus comunidades, sin raíces y lo que es peor sin destino definido.

Todos ellos llegaron a Estados Unidos por voluntad de sus mayores y han vivido en ese país durante toda su vida, cursaron sus estudios en sus escuelas y aprendieron el idioma inglés las letras y los números y han creado su ambiente en esas tierras que les vieron crecer. La mayoría de ellos apenas tienen recuerdos de otros países y ahora son declarados “indeseables” por el presidente en turno.

Expulsarlos de ese país al que consideran propio es equivalente a cometer un acto de crueldad, ya que todos ellos han permanecido su vida en ese país y por consiguiente han hecho sus amigos y socios en esos lugares donde han elaborado su proyección de vida futura.

Se les condena por faltas que no han  cometido, por acciones por las que no podrán en modo alguno ser responsables. Menores que fueron llevados por sus padres y que al crecer ya consideran ese país como su nuevo hogar.

Se ha considerado a estos jóvenes que constituyen un peligro para la seguridad del interior de los Estados Unidos, cuando no son ni remotamente una amenaza. Se les acusa de robar empleo a los nativos ignorando las razones estructurales del desempleo contemporáneo y se denuncia con hipocresía la ilegalidad de la medida adoptada por administraciones anteriores.

La expulsión de miles de jóvenes de ese país que son norteamericanos, equivale desde cualquier punto de vista a reconocer que no han hecho nada mal ni cometido falta alguna. La única lógica que puede invocarse para condenarlos con la expulsión de jóvenes que estudian y trabajan en ese país es la del “racismo”.




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