Es
inevitable compenetrarse en las festividades del día de muertos, que por cierto
no es un día o dos, sino tres o más días de acuerdo con las costumbres, ritos y
creencias. En la Ciudad de México se ha seguido la costumbre de visitar estos
lugares, donde las celebraciones disponen de mayor arraigo, colorido y sabor, o
al contrario donde se está innovando, haciendo arte donde esta arraigada costumbre,
está siendo aprovechada para atraer visitantes.
En
la Casa Hogar, se dispone de una coordinadora que es la encargada de buscar un
tema y desarrollarlo en la mejor manera para que las residentes de la Casa, se
integren y colaboren con su tiempo en una labor de conjunto.
Es
necesario mencionar que la Coordinadora de estas actividades, con mucha
anticipación proyecta el diseño que cada año cambia y trata de mejorar, con
toda oportunidad inicia su actividad, con la distribución de trabajo que asigna
a las personas que en forma liberal participen en este cometido.
En
esta ocasión prepararon un tapete de aserrín, con un diseño previo y se dieron
a la tarea de pintarlo con los colores asignados en el modelo, para finalmente
elaborar el tapete, como una obra de arte que arman en el piso y frente al
altar de muertos.
Siguiendo
su tradición, presentan un esqueleto que consideran a la muerte, a la que en
este año vistieron con un atuendo largo y de colores vivos, es la que se supone
cuida el altar y participa siempre al lado de la Ofrenda de Muertos.
La exposición
fue colocada en un lugar visible en la parte baja del edificio para que
pudieran visitarla los familiares de los residentes y una vez terminada la
celebración, será levantada para que todo vuelva a la normalidad.
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