martes, 6 de noviembre de 2018

BENDITO OCIO PARA VIAJAR.

El Danzón en el  Puerto de Veracruz.

La semana pasada tuve oportunidad de invitar a mi esposa y nos fuimos de viaje al bello Puerto de Veracruz. Lo trascendente de este viaje es que después de atender dos cirugías de ella, salimos de esta gran Ciudad de México donde permanecimos poco más de cuatro años procurando de atender su recuperación y al fin logramos ponernos de acuerdo y salir de la rutina para dedicar una semana a pasear.

Suponemos que fue una buena elección al salir de paseo a Veracruz, que es una ciudad de ensueño para mi por dos razones, primero porque es mi tierra y la raíz de mi familia radica en ese lugar, segundo porque es una ciudad en expansión y dispone de hermosos lugares que en su crecimiento hacen un bello lugar para vivir.

En principio fue una prueba de fuego para mi esposa, quien después de dos cirugías con seis meses de distancia una a otra, pudo vencer el temor a las caminatas que hicimos en el centro de la ciudad y afortunadamente todo resultó muy positivo, lo que origina que ella ha tomado mucha confianza en su fortaleza para su recuperación.

Después tuve la oportunidad de reencontrarme con mi familia, a la que tenía algún tiempo que no veía y saludar a mi única hermana que vive en ese lugar, a varios de mis sobrinos que ya son hombres y mujeres  familia y a varios de sus hijos que son pequeños de edad y para ellos somos tíos abuelos.

Todos tuvimos oportunidad de reunirnos un domingo en la casa de mi hermana en una “comida familiar” que hicieron para darnos la bienvenida. Ese encuentro fue muy interesante porque se sirvieron platillos veracruzanos y gozamos la compañía de mis familiares contando viejas anécdotas que nos hicieron recordar a padres y hermanos que ya no están con nosotros.

En el curso de una semana tuvimos oportunidad de visitar algunas amistades y acudir a varios lugares que hacen la visita obligada en ese lugar como es: La Catedral que fue el lugar donde mis padres celebraron sus cincuenta años de matrimonio, el Acuario que tal vez es el mejor de América Latina, el famoso Café de la Parroquia con nuestro amigo Felipe Fernández, El Museo Naval que es una joya de la Marina Nacional, así como varios centros comerciales de reciente creación.

Lo más importante de Veracruz fue su gente que es muy cordial y en cualquier lugar se pueden hacer amistades cuya plática resulta muy interesante. En los lugares que visitamos encontramos gente local  y pocos turistas, lo cual nos agradó por sentirnos conviviendo con personas amables.

La gente se aprecia que es feliz de vivir en ese lugar porque Veracruz es una ciudad cordial. Disfrutamos los días  del miércoles a domingo por la tarde noche, con baile diario con la “Danzonera Veracruz” en la Plaza de Armas. El lunes siguiente, se llevó a cabo en el mismo lugar el Concurso para seleccionar el mejor disfraz de las Calaveras para celebrar el día de Muertos.

Con gusto regresaría a Veracruz, con buen clima, buena comida, gente  cordial y lo más importante para nosotros fue el encuentro familiar que nos dieron mucho cariño, abrazos y sobre todo mucho amor.



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