El Danzón en el Puerto de Veracruz. |
La
semana pasada tuve oportunidad de invitar a mi esposa y nos fuimos de viaje al
bello Puerto de Veracruz. Lo trascendente de este viaje es que después de
atender dos cirugías de ella, salimos de esta gran Ciudad de México donde
permanecimos poco más de cuatro años procurando de atender su recuperación y al
fin logramos ponernos de acuerdo y salir de la rutina para dedicar una semana a
pasear.
Suponemos
que fue una buena elección al salir de paseo a Veracruz, que es una ciudad de
ensueño para mi por dos razones, primero porque es mi tierra y la raíz de mi
familia radica en ese lugar, segundo porque es una ciudad en expansión y
dispone de hermosos lugares que en su crecimiento hacen un bello lugar para vivir.
En
principio fue una prueba de fuego para mi esposa, quien después de dos cirugías
con seis meses de distancia una a otra, pudo vencer el temor a las caminatas
que hicimos en el centro de la ciudad y afortunadamente todo resultó muy
positivo, lo que origina que ella ha tomado mucha confianza en su fortaleza
para su recuperación.
Después
tuve la oportunidad de reencontrarme con mi familia, a la que tenía algún
tiempo que no veía y saludar a mi única hermana que vive en ese lugar, a varios
de mis sobrinos que ya son hombres y mujeres familia y a varios de sus hijos que son
pequeños de edad y para ellos somos tíos abuelos.
Todos
tuvimos oportunidad de reunirnos un domingo en la casa de mi hermana en una “comida
familiar” que hicieron para darnos la bienvenida. Ese encuentro fue muy
interesante porque se sirvieron platillos veracruzanos y gozamos la compañía de
mis familiares contando viejas anécdotas que nos hicieron recordar a padres y
hermanos que ya no están con nosotros.
En
el curso de una semana tuvimos oportunidad de visitar algunas amistades y acudir
a varios lugares que hacen la visita obligada en ese lugar como es: La Catedral
que fue el lugar donde mis padres celebraron sus cincuenta años de matrimonio,
el Acuario que tal vez es el mejor de América Latina, el famoso Café de la
Parroquia con nuestro amigo Felipe Fernández, El Museo Naval que es una joya de
la Marina Nacional, así como varios centros comerciales de reciente creación.
Lo
más importante de Veracruz fue su gente que es muy cordial y en cualquier lugar
se pueden hacer amistades cuya plática resulta muy interesante. En los lugares
que visitamos encontramos gente local y
pocos turistas, lo cual nos agradó por sentirnos conviviendo con personas amables.
La
gente se aprecia que es feliz de vivir en ese lugar porque Veracruz es una
ciudad cordial. Disfrutamos los días del
miércoles a domingo por la tarde noche, con baile diario con la “Danzonera
Veracruz” en la Plaza de Armas. El lunes siguiente, se llevó a cabo en el mismo
lugar el Concurso para seleccionar el mejor disfraz de las Calaveras para
celebrar el día de Muertos.
Con
gusto regresaría a Veracruz, con buen clima, buena comida, gente cordial y lo más importante para nosotros fue
el encuentro familiar que nos dieron mucho cariño, abrazos y sobre todo mucho
amor.
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