En México y en la década de los años cincuenta que me tocó cursar mis estudios, nuestro país vivió su milagro económico y fue la época en que las escuelas oficiales disponían de planes de estudio mejores que las escuelas particulares y la población escolar lograba inscribirse en la escuela pública que mejor le convenía.
El mercado laboral era más benigno porque nuestro país disponía de vacantes suficientes y nosotros los solicitantes, podíamos lograr un mejor empleo hasta en lugares más convenientes a nuestras necesidades.
Actualmente la población ha crecido en gran escala y muchos alumnos se quedan sin poder ingresar a las escuelas y en estas fechas es importante disponer de un grado de estudios suficiente para competir en el mercado laboral.
No se puede considerar que la educación sea la panacea para superar la pobreza. Nuestro país dispone de un nivel nacional de pobreza por encima del 43%, salvo los estados de Chiapas y Oaxaca de acuerdo al CONEVAL, disponen de más del 70% de jóvenes que no estudian y varios de ellos que tampoco trabajan.
La educación nos da la oportunidad de ser mejores, aunque no los mejores, es decir la mejor pedagogía es la que nos enseña a crecer y no necesariamente a ganar. Es la diferencia entre ser mejor y ser el mejor, para lograr esa superación, se necesitan tres cosas: esfuerzo, logro y pedagogía. Esfuerzo no es suficiente si no hay progreso, Lograr no es lo mismo que ganar y el maestro del siglo XXI en el hogar y en la escuela.
En fechas recientes he decidido utilizar como transporte los servicios del Metro, sobre todo en horarios que no son tan solicitados y he notado que gran parte de los jóvenes al verme, se levantan y me ceden su lugar, cosa que ya se veía muy poco. Esos son buenos modales que se aprenden en casa y es educación que reciben y ven en sus hogares.
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