Coro de Iglesia. |
Recuerdo
con agrado algunos de mis maestros de primaria en los años de mi formación y
particularmente a uno de ellos que nos decía “Aprender es un placer natural y más que un deber es una obligación”. Qué
bien nos hacían ese tipo de orientaciones y afortunadamente ese sentimiento
persiste durante toda la vida, cuando vemos el beneficio que nos causa el
conocer cosas nuevas y siempre son un conocimiento adicional a nuestra conducta
universitaria.
Encontramos
muchas veces personas vacías y sin ningún interés de conocer cosas nuevas que
tal vez no fueron orientadas debidamente; o el aislamiento y la falta de
oportunidades fue el motivo por el que se vieron sometidas a presiones de un
trabajo fatigoso de la pobreza, o al veneno de las riquezas, con todos sus
deleites efímeros y triviales.
El
placer del aprendizaje no está referido al que se maneja en libros de texto que
con mucha frecuencia resultan muy tediosos, porque más allá de los libros,
aprender significa mantener el interés y la mente abierta y activa para captar
toda clase de experiencias que nos resultan útiles y nos reporten algún
beneficio personal.
Uno
de los placeres del aprendizaje, resulta ser el de los viajes con el espíritu
abierto y con el deseo de comprender a la gente de otros lugares, en sus usos y
costumbres, en vez de buscar en ellos el reflejo de nuestro propio yo, lo que
no nos reportaría ninguna utilidad. Aprender significa practicar o por lo menos disfrutar un arte.
Cada nuevo arte que se aprende es como abrir una ventana nueva al universo.
Vale
la pena explorar nuevos conocimientos como es el caso de las artesanías: la
encuadernación de libros, la carpintería, la pintura, el dibujo y otras tantas
artesanías, casi todas ellas brindan un placer esencial de conocer y realizar
algún conocimiento perdurable.
El
aprender cosas nuevas, extiende nuestra vida y la hace más amena a cubrir
nuevas dimensiones, no importa que uno disponga de una formación profesional. Al
adquirir nuevos conocimientos Es un placer acumulativo y fortalece nuestra
vitalidad, en vez de disminuir con el paso del tiempo, como la salud y el vigor
sus frutos van en aumento.
Si una
persona es ingeniero y a la vez forma parte de un coro o se integra en un grupo musical, debe relacionar entre sí
las dos actividades y que unidas ambas en la misma persona las disfruta ya que
no se opone una con la otra. Ambas acciones son complementarias. De ese modo no
solamente las practicará mejor, sino que al complementarlas tiene la certeza
que las disfruta siempre.
Ninguna
persona sedienta de aprender cosas nuevas se ha quedado sin oportunidad de
encontrar algún tema por explorar, sobre todo ahora que existe tanta tecnología
que puede buscar y encontrar nuevas tareas para preservar la dicha de aprender
y ocupar su tiempo en algo útil.
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