He
conocido con mucho detalle un pueblecito muy pintoresco en el Estado de México,
llamado Nepantla y podría decir hasta
famoso por ser el lugar donde nació en el año 1651 la primera feminista del
nuevo mundo “Sor Juana Inés de la Cruz”, que
sin tanta presunción está considerada en el mundo de habla española, que luchó
por la liberación de la mujer de su época.
Conozco
ese lugar donde se levanta un monumento a la memoria de esa extraordinaria
mujer de la época colonial, donde se alza una escultura de bronce con la figura
de esta ilustre mujer, precisamente frente a una ya ruinosa casa de adobe en
que nació y el conjunto está encerrado en un edificio de estuco y piedra.
En
el México de su tiempo solo los hombres podían instruirse y la mujer estaba
condenada a la ignorancia y no se le permitían más ocupación que los propios
del hogar y correspondió a Sor Juana ser la primera mujer que se rebeló contra la idea de que el
conocimiento sobraba y aun dañaba al sexo femenino. Consideró que la sociedad
sería muy distinta cuando la mujer se encuentre en igualdad de circunstancias.
En
aquellas fechas se juzgaba el interés de Juana Inés por los estudios como cosa
imposible y la consideraban como impostora y sus conocimientos una farsa. Para
comprobar esta situación, el Virrey invitó a 40 letrados a examinar a la
joven en sus disciplinas. Entre ellos
como interrogadores, hubo muchos aplausos y elogios mientras ella se
justificaba ampliamente.
En
1967 cuando decidió convertirse en monja, la corte recibió la noticia con mucha
conmoción. A los 16 años ingresó al convento de San José de las Carmelitas
Descalzas. Después su confesor le aconsejó que ingresara a la Orden de San Jerónimo, por lo que el 24 de
febrero de 1669 profesó como monja concepcionista.
En
su acogedora celda del convento acompañada de los libros, Sor Juana escribió
poemas, ensayos y villancicos, autos sacramentales y comedias.
Su Primer Sueño, poema filosófico que es un
canto al anhelo de conocimiento, es considerado como uno de los ejemplos del
barroco literario. Ilustres personajes de Europa y del Nuevo Mundo la visitaban
y llenaban su celda con regalos de libros, de instrumentos matemáticos y
musicales y de globos terráqueos.
En
1689 se publicó en España un volumen dedicado a la poesía de Sor Juana y sus
poemas amorosos y le conquistaron una popularidad inmediata, por su parte los
consideraba simples artificios escritos por petición ajena y en opinión de los
altos prelados resultaba escandaloso que una religiosa escribiera esa clase de
poesía.
Sor
Juana meditó un año y luego dio a conocer su Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. Esas páginas autobiográficas
están consideradas como obra maestra de la prosa y el escritor y crítico Alberto G. Salceda se ha referido a
ellas como la “Carta Magna de la libertad
intelectual de las mujeres de América”
Convento.
Como
siempre había atendido a sus hermanas enfermas alojadas también en el convento.
Una epidemia de peste se abatió sobre la Nueva España en 1695 y Juana Inés
contrajo ese mal. Murió poco antes de cumplir 44 años.
Don Carlos de
Sigüenza y Góngora vio reunido en la sola presencia de la monja, a todas las
mujeres que se distinguieron en la historia por su sabiduría. Tal vez sea este
el mejor epitafio a la memoria de Sor
Juana Inés de la Cruz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario