Empezamos
una plática hace 54 años y continuamos haciéndolo hasta la fecha. Habíamos
tenido un noviazgo de un año antes, porque en octubre siguiente nos casamos y
para mí fue el más feliz de todos los días de mi vida y vaya que he vivido
muchos y no me preocupo en reconocer que todo fue producto de un sueño. Unos
amigos que nos presentaron en el consultorio que tu atendías, me decían que me
había llevado a la muchacha más bonita a pesar de sus 5 hermanos y su padre que
me veían celosos.
Muchas
cosas han ocurrido desde que iniciamos nuestra plática y empezamos a caminar juntos,
hemos tenido muchas horas de reír, hemos hecho muchos viajes al extranjero y
siempre acompañados de nuestros dos hijos que llegaron como una bendición para
nosotros. También hemos compartido días serenos y noches tormentosas y hemos
encontrado que cuando la dicha se comparte es más grande y el sufrimiento más
pequeño.
Cuando
hacemos un alto en cualquier lugar y reflexionamos lo que ha pasado desde nuestro
noviazgo que tuvo de todo, nuestro casamiento, de las penurias iniciales, del
cierre de tu consultorio por dedicar tu tiempo a nuestros hijos y al paso de los
años. Hemos pensado “Cómo se va la vida” y
me pregunto si en verdad se va; mi respuesta es que no, al ver nuestra
descendencia de aquellos a quienes dimos vida de nuestra unión que seguirán
viviendo en la carne y la sangre, incluyendo un nieto que ya cumplió 18 años.
Aún
recuerdo cuando te conocí la pregunta fue “Me
permites que te acompañe? Tú me lo permitiste y hasta la fecha me lo sigues
permitiendo cada día con tu sonrisa que te hace más bella, porque con eso
logras que el sol siga alumbrando la casa aunque afuera haga mal tiempo.
Reconozco en nuestros rostros la marca de los años y el peso de la edad. Para
mí sigues siendo la misma mujer de la que me enamoré cuando te vi por primera
vez y de la que sigo enamorado. Reconozco un prodigio cuando me aceptaste a
pesar de no ser guapo, sin dinero y sin familia que en esas fechas vivían en
tierras veracruzanas y fui el elegido que recibió el milagro, y no otro.
Hemos
batallado a lo largo de nuestro matrimonio, me permitiste continuar estudiando
cuando los niños estaban pequeños y así, pude cursar la maestría y conseguir el
grado académico. Seguí estudiando el
doctorado y durante esos años tú te hacías cargo de los niños y la casa
mostrando tu paciencia hasta que finalmente obtuve el grado doctoral, cuyos grados influyeron mucho en mi vida
profesional.
Reconozco
que has soportado mis pequeñas impertinencias de marido y también mis aciertos
que siempre han redundado en beneficio de toda la familia para quienes he
guardado mucho respeto y con una comunicación abierta con todos para lograr un
acuerdo común.
Mucha
gente nos ha preguntado con frecuencia ¿Cómo
han durado tanto tiempo?, la respuesta que he escuchado es “Gracias a Dios” aunque mi reacción ha
sido “Gracias a ti”. Actualmente
batallas un poco al caminar porque te duelen tus rodillas; yo reconozco que los
años han pasado y mi agilidad no es la misma de hace varios años. El final del
camino está cerca y cuando hablamos de ello no mostramos ningún temor y sí
mucha serenidad.
Coincidimos
en que nuestras vidas gemelas continuarán en otra dimensión y es precisamente
lo que en nuestra religión se conoce como vida
eterna. Para ello sabemos que nuestro amor desde un principio es eterno; y
por lo mismo, nace una eternidad y más
adelante “seguiremos platicando” en
la misma forma que lo hacemos ahora y con la seguridad de preguntarte … ¿Te acuerdas cuando nos casamos?
Son la mejor pareja y sin duda un modelo a seguir. Ustedes me han hecho ver lo que es el amor y el respeto y muchas cosas que sé, son gracias a ustedes. Los quiere demasiado, su nieto Alex R.
ResponderEliminarhola tio soy gpe Aviña. oye tienes algo escrito de las posadas de tecorrales. De ser si mandamelo a terapiabreve1@gmail.com
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