Debo
dar las gracias por este blog a todas las personas que amablemente leyeron mi
blog anterior y lo más loable para mí es demostrarles mi agradecimiento por la
felicitación que nos extendieron a mi esposa y a mí por nuestro aniversario de
bodas en días pasados y que fue celebrado el 19 de octubre de 1961 en esta
ciudad de México en la iglesia del “Santo
Niño de la Paz” ubicada en la calle de Praga y en la quietud de aquel
México, con tranquilidad y poco tránsito con distancias cortas, poca gente en
las calles y con cara amable y tantos otros atractivos que la recuerdo como la ciudad
que me adoptó hace más de 60 años y la acepté porque me dio todo lo que poseo
de familiares y amigos.
En
mi caso, cada vez que pronuncio la palabra “gracias”
la reconozco como un don que me ha sido concedido. Cuando la uso con
frecuencia desaparece de mi vida toda
señal de pobreza; experimento que estoy nadando en la abundancia. Para aquellas
personas que la palabra “gracias” no
sale a menudo de sus labios, parece que viajan por la vida como si fueran
caminando sonámbulos. Dar las “gracias” es
una forma que me hace permanecer despierto y por la mañana lo primero que se me
ocurre es decir “gracias por la vida”.
Además
de agradecer a mis cuatro lectores permanentes, quiero hacerlo en forma cordial
a las personas que se dignaron enviarme una nota de felicitación y aun sin conocerles,
los considero como grandes amistades de mucho tiempo. Y en forma especial a mis
familiares que me comentan haber derramado “lágrimas”
debo decirles que yo he experimentado esas lágrimas, pero considero que proceden
de la conciencia y forman parte de la riqueza que nos da la vida, me reportan
fortaleza, paz y abundancia. Cuando eso me pasa es que son las emociones que me
invaden y vivo una purificación que me emociona, notando una fuerte energía
después del saludable llanto.
Hace
algún tiempo leí una plegaria de gratitud que me impactó mucho y ahora la
reproduzco porque siempre la tengo presente:
“Dios mío, confío en que todo lo que me
suceda en la vida sea por mi bien. Y les suceda lo que suceda a mis seres
queridos, será siempre por su bien. A partir de todo lo que se nos ofrece, nos
convertiremos en personas fuertes y agradecidas. Y en todo lo que hago,
intentaré convertirme en canal de tu amor”
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