Ciudad de México. |
Durante
este mes de septiembre me he estado refiriendo al “mes de la patria”, haciendo hincapié en la festividad como una de
las raíces de mucho tiempo impuesta y aceptada como fecha de la independencia
de nuestro país y que todo mexicano celebra en cualquier ciudad o país donde se
encuentre y se siente como un compromiso aceptado y no escrito pero nos
enorgullece como un nacionalismo que nos pertenece de origen.
Son
muchos rituales que seguimos en estas celebraciones como: gritar “viva México”,
decorar con colores patrios el frente de la casa o el auto, ir a la ceremonia
de “el grito”, escuchar o ver por radio o televisión la ceremonia de “el grito”
en Palacio, quemar cohetes o encender luces artificiales, cenar comida mexicana
en casa o en un restaurant con celebraciones patrias, acudir a esas fiestas con
vestimenta tradicional mexicana para afirmar la nacionalidad y tantas otras
manifestaciones con las que pretendemos demostrar nuestro sentimiento con
orgullo nacional.
Es
muy posible que en estas fechas se sienta desánimo por varios acontecimientos
ocurridos en nuestro país y han tenido repercusión en el extranjero, cuando la
prensa internacional repite un diagnóstico de confusión, estancamiento,
depresión, desánimo y desorientación y estos fenómenos afectan al pueblo cuando
las estrategias económicas establecidas han afectado a millones de mexicanos
que sienten que su situación económica ha empeorado y no sienten mejora de
ninguna clase, esperando que el gobierno los rescate de la crisis en que muchos
viven; y otros tantos trabajan denodadamente y prestan sus servicios en forma
profesional para tarde o temprano lograr que este país salga a flote para bien
vivir y bienestar de nuestro país.
Con
frecuencia pensamos que el gobierno es el que debe arreglar las cosas que están
mal en nuestro país, siendo que somos nosotros mismos los que debemos poner
nuestro grano de arena para que se empiecen a corregir los males mayores que
son los que nos preocupan a todos. Si nosotros empezamos a desempeñar pequeños
detalles de nuestra propia conducta, como son: manejar con precaución, ceder el
paso a otros automóviles, acatar las indicaciones establecidas por las
autoridades; así como otras tantas disposiciones urbanas que mucho ayudarán a
mejorar las cosas que muchas ocasiones nos ocurren y nos ponen de malas.
Otro
tanto de pequeños que se pueden hacer si empezamos a atender mejor a nuestra
familia: atendiendo los compromisos que se contraen en el hogar, escuchando
mejor a nuestros hijos y tratando de convivir con ellos, cumpliendo nuestros
compromisos contraídos y tratando de organizar mejor a nuestra familia, si
cumplimos los ofrecimientos hechos de vacaciones, paseos ofrecidos, así como
otros compromisos que contribuyan a conseguir una mejor armonía con la familia
en el hogar.
Tantas
otras cosas que se pueden hacer para mejorar nuestras relaciones con nuestros
familiares, con nuestros amigos, con nuestras amistades, así como con la
comunidad en general, llámese agrupación, sindicato, grupos colegiados,
sociedades civiles a las que pertenezcamos. Con todos esos conjuntos nos
interesa cumplir nuestros compromisos que al hacerlo se dejará buena imagen de
nuestra actuación.
Todo
ello puede contribuir a mejorar el ambiente en esta etapa de incertidumbre y
penurias para las mayorías inconformes, que demuestran justificado desánimo
ante tantos abusos y corruptelas que diariamente observamos que ocurren en
nuestro entorno y para manejar las relaciones, requieren mantener en alto la
reciedumbre colectiva y la responsabilidad individual. Esta actuación,
permitirá que México continuará su camino hacia adelante si cada uno de
nosotros aporta su grano de arena para bienestar y seguridad de nuestra
sociedad.