Desde
que hemos tenido uso de razón fuimos instruidos que el calendario es el que
rige nuestra edad y conforme transcurre el tiempo, esos mismos años son los
indicadores de cómo debemos sentirnos y la forma en que debemos comportarnos y
como ocurre en otras aspectos de la vida, es lo que aceptamos y se va formando
en nuestra mente la idea de que así deben ser las cosas y las debemos de
aceptar.
En
la actualidad han ocurrido muchos avances en la ciencia, en la medicina y en la
tecnología, por lo que se hace necesario cambiar nuestras creencias que de
abuelos a padres y de padres a hijos y nos afecta en el hecho de hacernos
mayores. Cuando vemos en nuestro entorno a las gentes mayores con un
comportamiento achacoso, débil y asustadas, pienso que si nos propusiéramos a
hacer un cambio de mentalidad, repercutiría también en un cambio de nuestra
vida.
Comento
este antecedente porque en la Fundación Matías Romero en la que colaboro dentro
del patronato, tuve oportunidad en una visita que hice hace dos semanas en las
habitaciones de los residentes, donde encontré al residente Felipe Ramírez
Ramírez atendido por dos enfermeras y el médico de la residencia en estado muy
delicado de salud al residente Felipe Ramírez Ramírez. Me informé que tenía
ocho meses de haber ingresado y que dentro de su comportamiento no hacía ningún
esfuerzo por sobrevivir debido a que no mostraba interés por su vida.
Revisando
un poco más en sus antecedentes y en su vida personal, para saber si se le
podía ayudar en algún otro trámite y por conducto de sus amistades cercanas, me
encontré que había cursado sus estudios en el Conservatorio Nacional de música, de cuya institución es egresado y
tuvo la oportunidad de continuar sus estudios en Alemania, en donde goza de un
gran reconocimiento como pianista, viviendo muchos años en ese país y fue muy
reconocido por su intervención en diversos conciertos en música clásica, así
como también en otros países como Italia y Francia, donde actuó con la misma
finalidad que en su segundo país Alemania.
En
nuestro país reconoce haber servido durante 41 años en la propia Secretaría de
Educación Pública, en el Instituto Nacional de Bellas Artes, en el
Conservatorio Nacional de Música, así como en otras instituciones no tan
reconocidas, donde participó con sus conocimientos adquiridos en el extranjero,
habiendo hecho aportaciones diferentes en el arte de la música que propiamente
fue la pasión de su vida.
Precisamente
hablando de nuestras creencias sobre el hecho de hacernos mayores, correspondió
al Instituto Nacional de Bellas Artes, último lugar donde prestaba sus
servicios el artista Don Felipe Ramírez, prescindir de sus servicios sin mayor
reconocimiento durante 2014, habiendo sido un fuerte golpe para él, al ya no
sentirse útil y poder seguir laborando en lo que había sido la pasión de su
vida, la música. Don Felipe no optó por cambiar sus pensamientos y fue el
motivo de su decadencia moral que le afectó la pérdida de su salud.
Así
fue como en el mes de agosto de 2014, tuvimos la oportunidad de recibir a don
Felipe en nuestras instalaciones por recomendación de sus entrañables amigos
Lic. Alberto Torres y su esposa Dra. Amparo Castorena.
En
su carta solicitud que presentó Don Felipe al Consejo de la Fundación Matías
Romero, se expresó así:
“Considerando
a este gran humanista mexicano, el tiempo que enmarca más de cien años, la historia
lo encuadra a este extraordinario mexicano el haber pensado beneficiar a las
personas de la tercera edad, en un “oasis de paz y de amor”
“Doy
gracias a Dios, por haber encontrado a esta familia en esta H. Institución para
pasar los últimos días de mi existencia.
Y
así como lo estipuló, así fue… ¡Descanse en paz Don Felipe Ramírez R.!
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