Leía
en días pasados las inquietudes que produce la melancolía producida por la
culpabilidad y las preocupaciones que producen abatimiento, infelicidad y
culpabilidad, además de provocar una incapacidad total para disfrutar de los
acontecimientos de la vida cotidiana. Las personas pueden sentir síntomas de
dolencias de espalda, que están acumulando kilos de más, a sentirse cansados,
con inquietudes, ansiosos, indecisos y aburridos, todo ello al mismo tiempo, es
posible que les falte el antiguo goce de vivir.
Lo
que también leí fue que el número de pacientes por este tipo de depresiones va
en aumento y por consiguiente las cantidades de dinero que se gastan en
medicamentos para combatir esta serie de malestares, ya asciende a varios
millones de pesos, beneficiando con su consumo a los farmacéuticos que se
dedican a promover campañas de medicamentos para atender esas enfermedades.
La
depresión que aqueja a estas personas, puede estar originada por diferentes
causas y desde luego varía de grado de paciente a paciente, pero es universal, inevitable
y normal. La depresión como tal es un diagnóstico médico que se caracteriza por
culpabilidad y preocupación y afectan la esfera afectiva, originando diferentes
malestares: la culpabilidad y la preocupación son quizá las dos formas más
comunes de angustia en nuestra cultura.
La
culpabilidad te produce despilfarros de tiempo en tus actividades normales,
mientras que la preocupación es el mecanismo que te hace permanecer inmóvil en
algo que supones puede ocurrir en el futuro y con frecuencia es algo externo en
lo que no puedes ejercer ningún control. Y como podrás observar es algo que te
hace pensar en ti mismo de lo que te supones culpable de algo que aún no ha
sucedido. Aunque la respuesta está dirigida al futuro y la culpabilidad se
puede referir al pasado, ambas sirven para el mismo propósito inútil de
mantenerte con trastornos de ansiedad, disminución de capacidad en el trabajo y
otros malestares en el momento presente.
La
culpabilidad no es sólo una preocupación del pasado, esa preocupación también
afecta el momento presente, como un suceso ocurrido en el pasado y sus efectos
pueden afectar desde una pequeña incomodidad hasta sufrir una terrible
depresión. La culpabilidad te produce que gastes tu energía en el presente y
con frecuencia te sentirás deprimido y muy molesto, causada por hechos pasados.
La
depresión se considera como un padecimiento generalizado que afecta a millones
de personas en todo el mundo y es posible combatirla en sus etapas leve y
moderada, cuyos efectos podemos resentir todos en forma ocasional y se puede
originar por diferentes motivos: muerte de un familiar cercano, los jóvenes
ahora que consumen sustancias tóxicas o por abuso de alcohol, decepciones
sentimentales, por recibir malas noticias de familiares o amigos queridos,
contemplación o vivencia de algún accidente grave y otras tantas causas que
pueden afectar seriamente a la persona y se pueda estar consciente de recibir
alguna respuesta en un tiempo inmediato.
Otras
causas pueden ser por rechazo a la edad donde no aceptamos las canas, las
arrugas o la obesidad, ocasionando que muchas personas se lancen a una alocada
busca de la juventud, utilizando ropa en tallas y colores para gente más joven,
utilizando toda clase de cremas y productos nutritivos para rejuvenecer o
valiéndose de recomendaciones médicas para la práctica de cirugías plásticas.
Estamos viviendo una época donde todo lo nuevo es bueno y malo es todo lo
viejo; y considerando que lo viejo es malo, nos sentimos inferiores a la
juventud, bueno, así piensan muchas gentes que por eso se enferman al no
soportar que la juventud se ha ido. Afortunadamente no todos pensamos igual.
Otras
ocasiones puede ser la causa el exceso de trabajo, la falta de reconocimiento,
la falta de poder, la paga que no es la adecuada, los compañeros difíciles o la
falta de aceptación de los compañeros de trabajo o un trato injusto en un grupo
organizado. Todos estos satisfactores pueden sabotear la satisfacción laboral y
cualquier de ellos aumenta el riesgo de sufrir una crisis.
Es
importante no dejarse llevar por estas crisis que tanto pueden afectar la
salud, por lo que es necesario que te ayudes con otra clase de recursos como es
el caso de cambiar de mentalidad, tomarte espacios de tiempo para dedicarlos a
atenderte a ti tomándote un descanso, analiza un poco lo que te gusta y
concéntrate en ello, procura hacer un poco de ejercicio y de ser posible una
hora diaria, en caso de que no lo puedas hacer procura hacer pequeñas caminatas
en campo abierto, mejora tu alimentación y no te malpases en los horarios de
tus alimentos, trata de dormir mejor y descansa lo necesario utilizando
horarios determinados y procura acudir a reuniones sociales de tu grupo de
amigos, vete al cine, al teatro o aun a escuchar tu música preferida pero procura
distraerte que es lo mejor que puedas hacer hasta que puedas superar una
actitud crítica.
No
hay ninguna necesidad de preocuparse por la posibilidad de que no logres
hacerlo todo. Cuando tengas la mente despejada, en calma y logres reducir la
carga de estrés, podrás empezar a disfrutar más tus momentos. Podrás
convencerte que tus momentos difíciles han pasado y que has superado cualquier
trastorno que te aquejaba.
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