jueves, 21 de febrero de 2013

¿PORQUÉ RESULTA DIFÍCIL DAR?


Si le hacemos esta pregunta a la gente: ¿Por qué te resulta difícil dar? la respuesta podría ser ¿Recibo bastante a cambio? y sucede que la mayoría de esas personas se encontrarán con el dilema de que no saben realmente como hacerlo. En una gran parte de personas el “dar” puede ser interpretado como un intercambio, porque muy pocos estarían dispuestos a desprenderse de alguna prenda, sin esperar algo a cambio. Si todo su “dar se refiere a recibir”, piensa por un momento lo interesado que puede resultar hacer una donación.

Lo cierto es que en nuestro país no existe la cultura de dar sin esperar algo a cambio. Desde la infancia, estamos acostumbrados a recibirlo todo: nos falta algo lo pedimos y se nos da por nuestros padres y tal vez así continuamos acostumbrados a recibir y es posible que nunca crecemos, aun siendo mayores.

Por qué nos resulta difícil dar? en primer lugar exige a un adulto maduro para hacer una donación y la mayoría de nosotros no hemos crecido debidamente; y esto se debe a que el dar  es una “habilidad adquirida” que pocos logramos dominar. Los ingredientes para hacerlo están relacionados y se requiere mucha práctica para lograrlo.

La verdad es que la mayoría de nosotros nunca hemos practicado esa habilidad, y lo que sucede es que nunca se nos ocurre que no podemos comportarnos como personas adultas; o lo que es lo mismo no estamos dando. Esta situación se justifica porque nos hemos engañado a nosotros mismos; y esto es comprensible porque parecemos adultos. Genete que da, pero lo que sucede por debajo, desmiente las apariencias. Nos falta  aprender una lección importante en la vida que algún factor nos impide  –dar- y tal vez la respuesta es…el miedo.

La mejor forma de abatir ese miedo es convirtiéndose en dador. ¿Por qué? Porque cuando la persona se concentra en dar, no se preocupa tanto por lo que va a recibir. Mentalmente estará pensando en su yo interno: "yo doy, doy y doy” y nadie la cambia esa versión.

Para ser un donador es necesaria la educación que el niño recibe en casa, hasta que adquiera la costumbre de regalar a otras gentes: gratitud, información, tiempo, dinero, amor, y otras donaciones en abundancia y muchas veces no necesita ser millonario, porque luego ellos son los que menos dan por costarles más trabajo hacerlo de buena voluntad.

Leí alguna vez un caso real que parece anecdótico: un “Ropavejero filántropo” de nombre Wang Kuan-ying de Taipeh, Formosa, que en su país desde las cinco de la mañana vagaba por las calles de su ciudad recogiendo lo que la gente desechaba. De lo que obtenía diariamente, reunía una cifra equivalente a cuatro dólares por venta. De sus ahorros, durante 20 años donó unos dos mil dólares en becas para niños pobres y  otros dos mil dólares en libros a diferentes escuelas y universidades para promover la filosofía china. Wang Kuan-ying de vitalidad fuerte y vida sencilla, recibe diariamente de diversas empresas que le entregan sus desperdicios de papel. Lo importante para él, es que con su iniciativa,  muchos hombres de negocios siguen su ejemplo,  y están ayudando a pagar becas a estudiantes pobres.

Además de haber recibido premios en su país, es entrevistado en televisión y ha rechazado ayudas económicas de sociedades extranjeras, desea que todo el dinero de sus donaciones sea producto de su propio trabajo y de otra manera no valdría la pena hacerlo. Alguna vez le preguntaron el secreto de su salud y felicidad, declarando “Si no goza uno de paz interior, así viva en una lujosa mansión y coma los más exquisitos manjares no podrá tener salud. La caridad alimenta el corazón y cuando el corazón es feliz, la salud viene como consecuencia natural”

Una de las lecciones más importantes a considerar, es: como podemos dar, y esta situación reside en una respuesta que es el miedo. La gente que no se hace el ánimo de dar, está impregnada de un sentimiento muy profundo que es la escasez en el mundo, sin darse cuenta que en su entorno existe mucha abundancia para todos.

No podemos darnos cuenta de que la posesión de bienes materiales sin paz interior, es como morir de sed física cuando tenemos la oportunidad de estarnos bañando en un lago. Si con la abundancia del dinero consideramos evitar la pobreza de bienes, debemos estar aborreciendo la pobreza espiritual; porque es la espiritual y no la carencia material, la que constituye la base del sufrimiento humano.  

Existe poca gente en nuestra sociedad que ha sido educada para dar y son ellos los poseedores de los secretos de crecer en edad y de hacer donaciones materiales. Nos han enseñado que es necesario dar como una mera ilusión, pero no hemos sentido el compromiso de hacerlo, metafóricamente seguimos teniendo miedo de que no venga nada a calmar nuestras necesidades… de alimento, dinero, amor y bienes materiales.

 

 

 

 

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